Un juez federal en EE.UU. rechazó este lunes dejar en libertad a la espera de su juicio al hombre que asaltó el Capitolio disfrazado de bisonte, bautizado en este país como el «chamán de QAnon».
El magistrado, Royce Lamberth, dijo en su fallo que este hombre, identificado como Jacob Chansley, sigue representando un peligro y citó una entrevista reciente al programa «60 Minutes+» para justificar su decisión.
En ella, Chansley aseguró que sus acciones durante el asalto al Capitolio del 6 de enero no fueron un ataque a las instituciones democráticas estadounidenses y también dijo no arrepentirse de su lealtad al expresidente Donald Trump.
También dijo que había evitado que otros asaltantes «robasen ‘muffins'» de una de las salas del Senado.
«Las declaraciones del acusado después del 6 de enero indican que no comprende completamente la gravedad de los cargos presentados en su contra», afirmó el juez en su decisión de este lunes.
«Si el acusado -agregó Lamberth- no comprende la gravedad de las acusaciones en su contra, este Tribunal no encuentra razón alguna para creer que no volvería a cometer las mismas o similares acciones».
El juez también remarcó que Chansley desobedeció repetidamente las órdenes de los policías durante el asalto al Capitolio, edificio que solo abandonó cuando Trump lo indicó a sus seguidores.
Chansley, un adepto a las teorías conspirativas del movimiento QAnon, se convirtió en el asaltante más mediático del Capitolio ya que lo hizo disfrazado de bisonte y llegó a sentarse en la silla del presidente del Senado.
Oriundo de Arizona y de 33 años, Chansley fue detenido tres días después del asalto acusado de ingresar en un edificio restringido sin autorización y con violencia.
Desde entonces ha permanecido entre rejas a la espera de juicio, aunque su interés mediático siguió activo después de exigir que le ofreciesen comida orgánica en la cárcel y negarse a comer durante nueve días hasta lograrlo.
Más de 300 personas han sido imputadas en tribunales federales por el asalto al Capitolio.
El 6 de enero una turba de seguidores de Trump asaltó en Congreso con la intención de detener el proceso de certificación que en ese momento estaba ocurriendo en las dos cámaras legislativas por el resultado de las elecciones ganadas por el ahora presidente, Joe Biden.
Durante el asalto murieron cinco personas, cuatro seguidores de Trump y un policía. Otros dos policías que participaron en el operativo durante el asalto se suicidaron en los días posteriores.
Trump fue sometido a un segundo «impeachment» en el Congreso como consecuencia del asalto, acusado del delito de «incitar una insurrección», pero salió absuelto del juicio político con 57 votos en contra y 44 a favor, dado que una condena requería de una mayoría de dos tercios.