Las personas infectadas por este virus pueden presentar uno o más de los siguientes síntomas: fiebre, náuseas, vómito, sarpullido, molestias y dolores (de cabeza, detrás de los ojos, musculares, articulares y óseos).
De acuerdo con el profesional Químico Farmacéutico de la Secretaría de Salud de Casanare, John Jaime Zapata, las primeras consecuencias de la automedicación en el Dengue no es solo “el enmascaramiento de la enfermedad que lleva al retardo en el diagnóstico, sino también, complicaciones relacionadas con estados avanzados de la enfermedad como cuadros hemorrágicos por nariz y encías”.
Así mismo, se presentan otros factores nocivos asociados a la automedicación como daño hepático, renal y gástrico, siendo más comunes en los pacientes que utilizan medicamentos de la familia de los Antiinflamatorios no Esteroideos (AINES) por lo que no es recomendable la automedicación con fármacos como: Acetaminofén, Ibuprofeno, Naproxeno, Diclofenaco, Dipirona o Ácido Acetilsalicílico (aspirina) y mucho menos de forma inyectable ya que sin duda empeoran el cuadro clínico de la enfermedad.
Existen signos de alarma en la evolución clínica del dengue como dolores abdominales y torácicos, vómito, somnolencia e irritabilidad, los cuales pueden ser enmascarados temporalmente con la utilización de medicamentos sin prescripción médica, por lo que la evolución hacia estados críticos del dengue podría ser inevitable.
De igual manera, el Químico Farmacéutico recalca, que no se recomienda consumir ningún tipo de medicamento, inclusive en la fase hospitalaria los signos de alarma indican el momento en el cual el paciente puede ser salvado si recibe tratamiento con soluciones hidroelectrolíticas en cantidades suficientes para reponer las pérdidas producidas por la extravasación de plasma, a veces agravada por pérdidas al exterior (sudoración, vómitos, diarreas).