Barcelona y Real Madrid, el clásico del fútbol español y del fútbol mundial, tuvo más previa que partido. El resultado 0-0 reflejó la confusión que ha rondado a ambos equipos a lo largo de una temporada donde siguen compartiendo el liderato en la tabla de posiciones. El ‘merengue’, por momentos’, fue más que los blaugrana.
Acerca del primer tiempo hay que hablar del trabajo que realizó el equipo visitante. Los de Zidane mostraron solvencia en el mediocampo y ahogaron cualquier intención ofensiva de los culés. Entre tanto, el elenco dirigido por Ernesto Valverde se mostró inoperante cuando trató de controlar el balón y ser el dueño de la posesión.
Messi, Griezmann y Luis Suárez no pudieron conectar para poner en apuros al arquero Courtois. Mientras tanto, las ráfagas del Real Madrid, cuando pisó la frontera del área rival, generaron inquietud. La acción más peligrosa del primer tiempo tuvo como protagonista a Gerard Piqué, quien rechazó en la raya de meta un balón que pintaba para ser la apertura en el marcador. Susto latente en el Camp Nou.
La parte inicial concluyó sin un dominador claro, pero con la sensación de que la escuadra blanca podría hacer daño en cualquier momento con un contragolpe de aquellos que acostumbra.
Para el segundo tiempo, esto último se confirmó. Ter Stegen debió estar atento a los constantes ataques de Benzema y compañía, quienes creaban espacios con facilidad. El correr de los minutos trajo mayor posesión de pelota para el Barcelona. De hecho Messi pudo anotar a pase de Griezmann, pero el argentino, sin finura en el remate final, desperdició la opción que construyeron los catalanes.
El Madrid, por su parte, alcanzó a celebrar un gol que anotó el galés Gareth Bale. Sin embargo, la acción fue anulada por un fuera de lugar muy justo cuando el balón lo recepcionó Mendy, quien por poco quedó en posición adelantada.
Golpe fue, golpe vino. Al final el resultado terminó siendo justo para ambos equipos, quienes ahora suman 36 puntos y quedan al día en el calendario. Se necesitará margen de mejora para aspirar a quedarse con el título en la primavera.