El lunes 21 de febrero a las 5 de la mañana, Arelis Judith Morales Alfaro de 28 años y 39 semanas de embarazo, ingresó acompañada por su esposo al Hospital Local de Villanueva, previamente rompía fuente y esto indicaba para ellos que había llegado el momento de recibir a su primogénita, sin embargo, 9 horas después y lejos de construir el recuerdo más feliz de su vida, esta joven mujer recibía la noticia que su hija, quien llevaría por nombre Elizabeth, no logró superar el tardío y traumático traslado desde Villanueva a Yopal.
José Santiago Castañeda Pérez, esposo de Arelis, describe la situación como algo que se pudo evitar y reflexiona en medio de su relato sobre lo que parece un caso de muchos más que han tenido que vivir familias como la suya, encuentra responsabilidad en el sistema de salud que tiene al hospital de Villanueva sin personal suficiente y entrenado para afrontar situaciones como la que vivió su esposa a lo largo de 6 horas, esperando en medio de dolores, a que un médico llegara desde Monterrey para dar viabilidad al traslado hasta la ciudad de Yopal. «Cada minuto importaba y sin un médico en el hospital disponible para acompañarla en la ambulancia, no podíamos salir».
El traslado era necesario, el Hospital de Villanueva no cuenta con las características de funcionamiento y operatividad necesaria para afrontar un parto como el de Arelis, que según el diagnostico informado a la familia, era de alto riesgo y comprometía la vida de la madre y su hija, sin embargo y a pesar de la urgencia manifiesta, se vieron enfrentados a una difícil realidad, no habían médicos suficientes en el hospital y esto obligaba a solicitar apoyo a la red de salud, ubicando en Monterrey al médico más cercano, quien debía trasladarse hasta Villanueva para finalmente y sobre las 11:30 de la mañana, iniciar el desplazamiento hacía el Hospital Regional de la Orinoquía – HORO en Yopal,
Ya en carretera, Arelis expresaba cada vez con mayor intensidad y frecuencia, contracciones fuertes que, según su esposo, acompañaba de la necesidad de pujar, de dar a luz, pero este deseo era interrumpido por la instrucción de la médico que acompañaba el traslado. «La indicación era dejar de pujar y cerrar las piernas, aguantar». Para Santiago, de alguna manera esta situación hizo cada vez más intenso el lamento de Arelis y la médico, de manera acertada o no, decide ingresar al centro de salud de Monterrey, lugar dónde estuvo por un poco más de 15 minutos, con una valoración que consistió en un vistazo general y el consejo de seguir la instrucción de la médico que iba junto a ella.
Después de 9 horas, 137 kilómetros de carretera, angustia y dolor, uno de los miedos de Santiago y su familia se hizo realidad a las 2 de la tarde, su hija Elizabeth, nació sin signos vitales en el HORO, no sobrevivió al viaje y según Arelis, la última vez que sintió a su hija con vida fue a muy pocos kilómetros del hospital en Yopal. Ahora, esta pareja regresará a Villanueva no con su hija en brazos, por el contrario, el viaje traerá de regreso a Elizabeth en un pequeño cofre fúnebre que también refleja los sentimientos abatidos de sus padres y el camino en busca de justicia y no repetición, esperando evitar que más personas vivan lo que a ellos les ocurrió.
Fuente: Conexión.