Bajo esa premisa, la EPS promueve la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementaria hasta los dos años de vida.
Amamantar en esta época de la pandemia es seguro, varios estudios han demostrado que la leche materna no trasmite el COVID-19, por lo tanto, tener síntomas sospechosos o confirmados del virus no es indicación para interrumpir la lactancia materna, de hecho, la leche materna contiene inmunoglobulinas que refuerzan el sistema inmune del bebé, por lo que es el mejor alimento para todos los niños menores de dos años.
Se recuerda que la lactancia materna es exclusiva durante los primeros seis meses, es decir, el bebé no debe recibir ningún otro tipo de alimento, ni siquiera agua, pues ofrecerlos puede causar saciedad en el bebé y desplazar la lactancia materna.
A partir de los 6 meses de edad se debe iniciar la alimentación complementaria, sin embargo, continuar y extender la lactancia hasta los dos años trae beneficios tanto para la madre como para el bebé.
Los profesionales de la salud recomiendan que si la madre o el bebé son sospechosos o diagnosticados con COVID-19, siempre se deben lavar las manos por al menos 40 segundos antes de iniciar la lactancia y después de terminarla, la madre debe usar tapabocas, no es necesario lavar el seno a menos que haya estornudado sobre él, realizar lavado y desinfección de manos y superficies constantemente, pero no es necesario suspender la lactancia materna.