El senador de la República, Carlos Antonio Lozada, reconoció su conocimiento y responsabilidad ante la Comisión de la Verdad en el crimen del asesor de paz Jesús Antonio Bejarano, ocurrido el 15 de septiembre de 1999. El excomandante guerrillero aseguró que este asesinato fue «un error irreparable».
Durante su intervención, Lozada le pidió perdón a la familia y a la Universidad Nacional, por el docente a manos de la guerrilla de las Farc.
“Aquí mirándolos de frente venimos a reconocer el asesinato del profesor Jesús Antonio Bejarano, por parte de un comando, para hacernos responsables del dolor y daño causados a su familia a sus amigos académicos e intelectuales a la Universidad Nacional. No tenemos justificación alguna ni explicación convincente para este hecho violatorio del Derecho Internacional Humanitario y de nuestras convicciones políticas, de ahí el sentimiento de vergüenza de querer devolver el tiempo para que algo así jamás sucediera”, señaló el congresista del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc).
Aseguró que lo que en un momento consideraron que era la respuesta a una situación solo generó violencia y dolor en el país.
“En un comienzo de forma violenta, esa respuesta se volvió resistencia luego la prolongación de la guerra con todas sus consecuencias traducidas en muertes, torturas, desplazamientos, despojos, nos fue llenando de odio y de venganza», sostuvo Lozada en su intervención.
Dijo que «fueron tan sistemáticas y generalizadas las agresiones entre enemigos, durante más de 60 años, que los revolucionarios fuimos perdiendo la objetividad, la capacidad de reconocer con realismo, lo ético y lo justo, los objetivos que perseguimos como insurgencia, pretendían devolver la dignidad y los derechos de los seres humanos violados por un orden de cosas abiertamente injusto y antidemocrático”.
Lozada reconoció que la guerra los llevó a cometer, errores irreparables. “Estamos obligados moral, ética y políticamente a aceptar que las circunstancias de la guerra producen daños irreparables en la sociedad que pretendemos cambiar, producen agravios y sufrimientos que hieren profundamente la confianza de las personas que, en sí mismas, crean huellas imborrables, difíciles de sobrellevar y tienen un impacto en la relación con los otros y la sociedad”.
Señaló que el acuerdo de paz firmado con el Gobierno cambió la manera en la que creían en la vida. “Hace cuatro años, cuando tomamos la decisión trascendental de sacar las armas de la política, llegamos a la profunda convicción de que la guerra fratricida, nos conduciría a un abismo cada vez más profundo y sin retorno”.
Agregó que «hoy puedo decir que no nos equivocamos, a pesar del asesinato de 234 de nuestros firmantes del acuerdo. Estamos en el camino correcto, el de la recuperación del amor, la fraternidad en el reconocimiento del otro, así piense distinto, es por eso que podemos, con sinceridad y de corazón, estar con ustedes en la Universidad Nacional, símbolo de la educación pública de Colombia, referente de luchas y resistencias, partera de cientos de profesionales con sentido social y vocación de país”.
Fuente: Sistema Integrado de Información