La carrera para poner fin al contagio de covid-19 ya inició y más de 50 países alrededor del mundo están inmunizando a sus ciudadanos desde el inicio del año. Sin embargo, vacunar a la población es solo una parte del entramado que compone los planes de contención de la pandemia y que pone sobre la mesa aspectos clave, como qué pasará luego de los primeros meses de inmunización.
Uno de esos aspectos importantes tiene que ver con la posibilidad de que las personas se muevan sin restricciones por diferentes fronteras del mundo. Ahí se han abierto importantes debates sobre la aplicación del pasaporte de vacunación, que ha sido apoyado por países como Inglaterra, Grecia, Estados Unidos e Israel, entre otros. La propuesta ha confrontado a varios miembros de la Unión Europea.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, el proyecto pretende crear un marco de confianza común que permita a los países certificar que los viajeros están libres de covid-19.
Para ello, el organismo internacional, de la mano de la compañía privada Common Trust Network, ha diseñado una aplicación que combina el conjunto de registros de los laboratorios participantes con una base de datos actualizada con todas las reglas vigentes de entradas fronterizas.
Esta combinación proporciona un código QR que deberá ser aceptado por las autoridades migratorias, y que no revela ningún tipo de información personal, salvo los datos de salud. La aplicación será la encargada de notificarle qué vacunas y pruebas necesita antes de su viaje, y estará en la capacidad de certificar que fueron cumplidos los requisitos con anterioridad al aterrizaje.
El panorama es bastante complejo, pues si se miran de cerca las restricciones que ha venido anunciando la Unión Europea en materia de exportación de vacunas, se podría apuntar, según los expertos, a una capitalización de las dosis disponibles y una guerra por la inmunización.
Implementar un pasaporte de vacunas que permita que todos puedan moverse por el mundo de igual manera, implicaría una repartición equitativa de las vacunas entre todos los países, y no un acceso restringido por acuerdos comerciales que dejan en lo último de la fila a las naciones más pobres.
Por otro lado, el denominado ‘Common Pass’ no tiene en cuenta que la protección de la vacuna todavía no es un aspecto confirmado y, por ello, tendría que ser un documento con caducidad.
Alexander de Juniac, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata, por sus siglas en inglés), afirmó que es necesario crear un bloque de cooperación entre los gobiernos que permita tomar decisiones sobre la libertad de movilidad internacional.
También agregó que es vital que todos los países estandaricen las vacunas para que el pasaporte pueda ser reconocido internacionalmente por las autoridades.
Un bloque polarizado por el derecho a ser inmunizados
Pese a que la medida cuenta con el apoyo de organismos mundiales como el FEM y la OMS, y de países como Estados Unidos, Inglaterra, Grecia, Lituania, Rusia, Letonia, Singapur y Emiratos Árabes Unidos; la Unión Europea debate sobre la implementación de la medida, pues varios de sus mandatarios aseguran que esta sería una carta abierta a la discriminación y a la polarización.
Además, señalan que los jóvenes del mundo estarían en una clara desventaja, pues serian los últimos en poder acceder a la vacuna según los planes de inmunización de los gobiernos.
Tomado de : La República.