Luego de un trabajo conjunto de las policías de Colombia y de España, fue desarticulada una estructura de crimen organizado, dedicada al reclutamiento de mujeres de escasos recursos económicos, a quienes convencían con falsas promesas de trabajo en España y se convertían en víctimas de explotación sexual.
En total fueron capturadas 24 personas, cuatro de ellas en Bogotá, una en Villavicencio y 19 en España; 23 eran de nacionalidad colombiana y una de nacionalidad española.
El director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas, indicó que fueron rescatadas 26 mujeres una de ellas una menor de 16 años de edad.
Los investigadores lograron establecer que esta menor de edad pudo salir del país con documentos de autorización falsificados por la organización. En este momento ya se encuentra protegida por las autoridades colombianas.
Esta red delictiva, utilizaba como fachada una academia que supuestamente dictaba clases de belleza integral, ubicada en Villavicencio. Allí, eran escogidas las víctimas especialmente entre los 16 y los 25 años de edad.
Una de las integrantes de esta estructura, conocida como ‘Mercedes’ y quien tiene en su contra varias denuncias por estafa-, era la encargada de convencer a menores de edad y jóvenes de escasos recursos con falsas promesas de trabajo en España, lo que presuntamente les iba a representar la posibilidad de obtener dinero para ellas y sus familias en Colombia.
Las autoridades indicaron que utilizaban varias estrategias para convencerlas, como la estadía en el país ibérico como la opción de emplearse en trabajos de belleza, oficios varios o cuidando adultos mayores. Para hacer más atractiva esta oferta, les prometían pasajes, alimentación e incluso, el trámite de documentos para el desplazamiento a Europa.
Luego, trasladaban a las víctimas a Bogotá, exactamente a una casa ubicada en el sur de la ciudad, donde recibían instrucciones por parte del cabecilla alias ‘Medina’ para pasar desapercibidas ante las autoridades aeroportuarias de Colombia y España.
En ese inmueble les entregaban pasaporte, dinero y el tiquete de ida hacia el viejo continente. Una vez arribaban las mujeres eran trasladadas a distintos apartamentos de la ciudad española de Úbeda, donde les retenían sus documentos personales y las despojaban de sus celulares para impedir cualquier comunicación con sus familiares, amigos o autoridades.
Para evitar su fuga, la red las obligaba a firmar pagarés por sumas que ascendían inicialmente hasta los 3.300 euros, cantidades que se incrementaban día a día por concepto de manutención o multas.
Las víctimas no tenían otro camino que cancelar sus deudas a través de la explotación sexual a la que eran sometidas. Todos los capturados fueron puestos a disposición de las autoridades competentes por los delitos de concierto para delinquir, trata de personas y constreñimiento a la prostitución.