Los asteroides Ryugu y Bennu, que son de los más antiguos del Sistema Solar, albergan en su superficie material brillante de origen exógeno, posiblemente por su impacto con otros objetos, según dos estudios con participación española que publica hoy Nature Astronomy.
Ambos asteroides son el principal objetivo de sendas misiones espaciales para su estudio y regreso a la Tierra con muestras. La japonesa Hayabusa tiene previsto volver el próximo 6 de diciembre, mientras la estadounidense Osiris-Rex retornará dentro de tres años.
Los estudios, en los que ha participado el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC-España), señalan la existencia esas rocas «extremadamente brillantes» en ambos asteroides, en contraste con el terreno oscuro de los alrededores.
Ryugu -nombre de un palacio mágico submarino del folclore nipón- tiene unos 900 metros de diámetro y una forma ligeramente cúbica, mientras Bennu cuenta con unos 500 metros de diámetro, y ambos son asteroides oscuros y carbonáceos.
Estos son los primeros descubrimientos de material exógeno en asteroides como Ryugu o Bennu, considerados «pilas de escombros», que son el resultado de colisiones de objetos parentales más grandes y de la posterior reacumulación de esos fragmentos más pequeños por el efecto de la gravedad», explica Julia de Léon, el IAC.
Esto implica que los materiales del cuerpo originario y el asteroide que impacta pueden mezclarse durante el proceso que da lugar a los asteroides de tipo «pila de escombros».
En el caso de Ryugu, el equipo encabezado por Eri Tatsumi del IAC, analizó los colores de 21 rocas brillantes mayores de diez centímetros y las calificaron entre carbonáceas y rocosas.
Seis de las rocosas «eran significativamente brillantes y presentaban un espectro similar al que vemos para las condritas ordinarias«, explica la científica en un comunicado del IAC.
En la zona más cercana al Sol del cinturón principal de asteroides existe una familia de estos objetos, el complejo Nysa-Polana-Eulalia, compuesto por una mezcla de objetos carbonáceos y rocosos.
Ryugu posiblemente se originó en la familia Polana, donde es probable que hubiese impactos entre asteroides de ambos tipos, lo que explicaría la presencia de material brillante en la superficie de Ryugu, aclara Tatsumi.
En el caso de Bennu, las imágenes revelaron seis rocas «muy brillantes«, con tamaños entre 1,5 y 4,3 metros, que, según el análisis, tienen un espectro similar al de los piroxenos, y al que se observa en la superficie de Vesta y los vestoides, asteroides más pequeños que son fragmentos originados por colisiones en la superficie de Vesta.