En la Iglesia universal el 2 de noviembre se celebran a los fieles difuntos, y en México, es una fiesta que mezcla Fe, cultura y tradición.
El Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, es una celebración mexicana para honrar a los muertos que se remonta a la era prehispánica y que tras la llegada de los españoles se mezcló con la fiestas católicas de los fieles difuntos.
¿Cuándo nace esta tradición?
El Día de Muertos se celebra en México desde antes de la llegada de los españoles. De hecho era una celebración común a todas las culturas de Mesoamérica que tenían un concepto parecido sobre muerte y su significado. En estas culturas el destino de los muertos estaba marcado por la forma de vida que tuvo la persona. Con la llegada de los españoles, la fiesta se hizo mestiza y sumó nuevos elementos y significados católicos. La cruz de flores es el más significativo de estos elementos.
¿Qué se celebra en estos dos días?
La celebración tiene lugar el 1 y 2 de noviembre, si bien normalmente comienza ya la noche del 31 de octubre cuando se encienden las primeras veladoras para recibir a los muertos chiquitos, a los niños. El 1 es el día de Todos los Santos.
La noche del 1 al 2, la ofrenda alcanza su máximo esplendor. Se reza y en algunas zonas del país se pasa la noche en los panteones. Es el Día de los Fieles Difuntos. Al terminar la celebración, se degustan todos los platillos y bebidas de la ofrenda.
¿Cómo celebran las familias actualmente estas fechas?
En la ofrenda se tiene la participación de todos los miembros de la familia. Será un lugar de veneración. Al final de la conmemoración, la familia procede a comer la ofrenda, que también fue tomada, en esencia, por los difuntos de la familia. A nivel social, los mexicanos la expresan de una manera divertida mediante pequeñas rimas llamadas «calaveritas» en donde en tono burlón hablan de varios personajes y de su muerte.
¿Qué hay en el altar de un muerto?
Las imágenes de los difuntos de la familia a los que se le dedica esta conmemoración jamás deben faltar. Las velas y veladoras se dejan encendidas. Se colocan frutas, pan y comida que le gustaba a los muertos. La bebida de su predilección se pone en la ofrenda, desde agua hasta cerveza o tequila. Se adorna con papel picado con la imagen de la muerte y flores de cempasúchil que marca el camino de vuelta a casa.
¿Qué es y para qué se usa la flor de Cempasúchil?
El cempasúchil es una planta originaria de México y de Centroamérica que se utiliza como adorno en las ofrendas y altares. Además florece en el otoño (cerca del Día de muertos). Se dice que sus pétalos de color amarillo marcan la senda que deben recorrer los muertos durante la visita que hacen estos días porque se supone que guardan el calor del sol y su aroma los llama.
Según datos oficiales, este año se cultivaron 6.377 hectáreas de esta flor y otras propias de esta temporada como el crisantemo, la nube o el terciopelo, generando una gran derrama económica.
Otros personajes que protagonizan esta celebración
Los muertos y los dioses son los primeros personajes de estos días desde tiempos prehispánicos. El elemento común era el perro -los aztecas conocían a los xoloitzcuintle- que según la tradición, ayudaba en el Mictlán a hallar el camino a su destino final. A principios del siglo XX se añadió la Catrina, la calavera creada por el grabador José Guadalupe Posada, que vestida de varias formas, marca es visión satírica, de burla que se tiene con la muerte en México.
Los alebrijes, una artesanía hecha de cartonería y con colores vibrantes que representan animales fantásticos, comenzaron a popularizarse partir de la segunda mitad del siglo XX.
¿En cuáles otros países se festeja?
México es el único país del mundo que tiene esta relación con la muerte -de temor, admiración y burla- en estas fechas. No obstante, en otros países del mundo también se recuerdo a los muertos a finales de octubre e inicios de noviembre.
El Halloween estadounidense, que se celebra el 31 de octubre, en la víspera del Día de Muertos, también es una muestra de sincretismo y se caracteriza por enfrentar la muerte con bromas o actividades cuyo fin originario era espantar a los difuntos.