La Cámara de Representantes de Estados Unidos votó abrumadoramente el sábado a favor de un ambicioso paquete de ayuda exterior por un valor de 95.000 millones de dólares destinado a Ucrania, Israel y Taiwán. Este voto, esperado por la gran mayoría del Congreso, llega en un momento crucial en el que Kiev lucha por sobrevivir a la guerra con Rusia, Tel Aviv recibió hace poco un feroz ataque de Irán en su territorio y Taipéi se defiende de constantes agresiones de China en el Pacífico.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, se enfrentó a una dura batalla política para asegurar el apoyo necesario para avanzar en este paquete de ayuda, que había estado estancado durante mucho tiempo en medio de divisiones partidistas y desafíos ideológicos.
En un esfuerzo por reunir un respaldo sólido, Johnson logró unir a legisladores tanto republicanos como demócratas en cuatro votaciones consecutivas, lo que resultó en una aprobación contundente para proporcionar ayuda a estos aliados clave de Estados Unidos.
La escena en el hemiciclo de la Cámara reflejaba tanto el amplio apoyo al continuo respaldo militar a Ucrania en su enfrentamiento con Rusia, como el extraordinario riesgo político asumido por Johnson al desafiar a la ala antiintervencionista de su propio partido.
Antes de la votación sobre la asistencia a Ucrania, se produjo un simbólico intercambio en el que los demócratas ondeaban banderas ucranianas mientras que algunos republicanos de extrema derecha se burlaban.
El paquete de ayuda abarca varios frentes críticos. Incluye una asignación significativa de 60 mil millones de dólares para Ucrania, destinada a respaldar sus esfuerzos en el conflicto con Rusia. Además, se han asignado 26 mil millones de dólares para Israel, con ayuda humanitaria específicamente destinada a civiles en zonas de conflicto, como Gaza. Taiwán recibirá 8 mil millones de dólares para fortalecer su posición en la región del Indo-Pacífico.
Una disposición notable en la legislación es la orden al presidente para solicitar el reembolso de 10 mil millones de dólares en asistencia económica a Ucrania, reflejando un concepto apoyado previamente por el expresidente Donald J. Trump. Sin embargo, también se prevé la posibilidad de que el presidente pueda condonar estos préstamos a partir de 2026, brindando una flexibilidad estratégica para el futuro.
Además de la asistencia directa, el paquete contiene medidas para facilitar la venta de activos soberanos rusos congelados, destinados a ayudar a financiar los esfuerzos bélicos de Ucrania, así como nuevas sanciones contra Irán, lo que subraya la complejidad y la amplitud de los desafíos geopolíticos abordados en este proyecto de ley.
El respaldo mayoritario en la Cámara de Representantes, con votaciones que van desde 311 a 112 a favor de la ayuda a Ucrania hasta 385 a 34 para Taiwán, refleja un sólido consenso bipartidista en la importancia de mantener el compromiso estadounidense en el escenario mundial.
Sin embargo, no todas las voces estuvieron en sintonía con este amplio apoyo. La representante Marjorie Taylor Greene de Georgia lideró un intento para desviar la financiación destinada a Ucrania, argumentando que el respaldo a esta nación estaba basado en un modelo de negocio «basado en la sangre, el asesinato y la guerra en países extranjeros«. Su propuesta fue rechazada con una votación de 351 a 71, destacando divisiones internas dentro del propio partido republicano.
Al terminar la votación, Greene cargó aún más contra Johnson, y dijo que «él estaba a favor (de bloquear el paquete) hace seis meses y luego hizo esta mierda acá en la Cámara a favor de un paquete para la guerra que no tiene nada para Estados Unidos».
Ahora, con el Senado preparado para considerar la legislación, se espera que este histórico paquete de ayuda sea finalmente enviado al escritorio del presidente Biden para obtener su firma.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Juan Camilo Cely