El espía estadounidense e israelí Jonathan Pollard, de 60 años, obtuvo este viernes su libertad tras pasar 30 años en una cárcel federal de Carolina del Norte (sur de EE. UU.) por vender información armamentística y de seguridad a Israel, confirmaron fuentes israelíes.
«Pollard ya ha salido de la cárcel», dijo Efi Yahav, presidente de la campaña para su liberación en Israel, una información que fue también confirmada a varios medios locales por su esposa, Esther Pollard, con la que se casó durante su estancia en prisión.
El portavoz, evitó pronunciarse sobre las condiciones de su liberación que, aseguraron, explicarán más adelante sus abogados en EE. UU. a través de un comunicado.
Según el diario israelí ‘Haaretz’, las condiciones de la libertad condicional anticipada (Pollard fue condenado a cadena perpetua, pero en aquellas fechas la legislación permitía esta opción tras 30 años) le prohíben viajar a Israel, salir del área de Nueva York donde ha elegido vivir, conceder entrevistas e incluso utilizar internet.
Durante décadas, las autoridades israelíes han pedido a los sucesivos presidentes estadounidenses el indulto para Pollard, en los últimos años por motivos humanitarios, dado el deterioro de su salud, pero la Casa Blanca siempre lo ha rechazado, argumentando la gravedad de su falta, su falta de arrepentimiento y el riesgo para la seguridad del estado.
Pollard, al que Israel concedió la nacionalidad en los años 90, fue capturado el 21 de noviembre de 1985, cuando trataba de refugiarse junto a su entonces esposa, Anne Pollard, en la embajada israelí en Washington, donde los guardias de seguridad lo rechazaron cuando llegó en carro a la entrada.
Trabajaba como analista de Inteligencia de la Marina estadounidense y en 1987, tras confesar, fue hallado culpable de vender durante 18 meses miles de documentos y fotografías satélites a Israel con información sobre capacidades balísticas y de seguridad de países de Oriente Próximo, así como códigos secretos del cuerpo naval norteamericano.
El caso provocó una gran conmoción en EE. UU., por el escándalo que suponía que un país socio al que se daba enorme apoyo militar y político tuviese un agente infiltrado y, también, generó un fuerte rechazo entre la comunidad judía estadounidense, que temió ver cuestionada su lealtad al país.
Todos los jefes de gobierno israelí desde Isaac Rabín (1992-1995) han tratado sin éxito de lograr su indulto, que llegó a ponerse encima de la mesa en el último minuto como condición indispensable para un acuerdo de paz con los palestinos auspiciado por el entonces presidente Bill Clinton en 1998, que finalmente no llegó a firmarse.
EFE