Un estudio presentado por la Industria Latinoamericana de Autocuidado Responsable (ILAR), señala que en Colombia se está atendiendo a cerca de 11,5 millones de casos por enfermedades leves al año.
La evaluación permitió confirmar que se trata de resfriados, diarrea y lumbalgias, que tienen un costo estimado de atención de 279 millones de dólares.
En el Día Mundial del Autocuidado se conoció que el 50% de estos casos fueron atendidos a través del uso de medicamentos de venta libre, con los que el Estado tendría un potencial ahorro de 139 millones de dólares anuales.
El informe dejó en evidencia un aporte significativo a la descongestión en los centros de salud, algo de vital importancia en tiempos de pandemia.
El estudio también calculó la pérdida económica generada por la disminución en la productividad como consecuencia del ausentismo laboral por padecimientos leves.
“Este ausentismo representa un costo anual cercano a los 436 millones de dólares, en el que las principales molestias de los colombianos fueron en un 100% casos atendidos con medicamentos de venta libre.
El autocuidado, según los expertos, está relacionado con las acciones que se realizan para evitar el mayor número de enfermedades, teniendo en cuenta que muchas de ellas se pueden generar por los hábitos de vida saludable, como el ejercicio regular y la buena alimentación, o tomando decisiones informadas sobre el uso de medicamentos de venta libre.
Sin embargo, para el asesor médico Carlos Fernández Newball es importante que los ciudadanos comprendan las diferencias que existen entre automedicarse y autoprescribirse, debido a que esta última práctica se refiere a la manipulación indebida de medicamentos que solo pueden ser adquiridos bajo receta médica y cuyo uso puede tener consecuencias importantes para la salud, si no son prescritas por un especialista.
“La autoprescripción en Colombia se ha convertido en un grave problema de salud pública, debido al alto índice de personas que la practican”, señaló.
A su vez dijo que las personas se autoprescriben porque no están inscritos en algún sistema de salud o porque quieren evitar los tiempos de espera en hospitales y ahorrarse el valor de la consulta.
Explicó que la automedicación está relacionada con las decisiones informadas que realizan los ciudadanos para comprar medicamentos de venta libre (que no requieren fórmula médica) con el propósito de reducir el riesgo de enfermedades o tratar algunos padecimientos leves, como resfriados, dolores corporales, acidez estomacal o diarreas, entre otros.
“Estos productos cuentan con la aprobación de las autoridades sanitarias colombianas y una amplia experiencia de uso, lo que garantiza su seguridad y efectividad para generar bienestar y mejorar la calidad de vida de las personas si se utilizan según las indicaciones del fabricante” manifestó.
Sin embargo, reiteró que la autoprescripción está relacionada con la compra y uso de medicamentos que solo pueden adquirirse bajo fórmula médica y son parte de un tratamiento establecido por un funcionario especializado de la salud.
“Cuando se emplean medicamentos de venta bajo receta, sin autorización expresa de un profesional, como antibióticos, medicamentos de control especial, etc., esto se conoce como autoprescripción, lo cual es considerado como una conducta irresponsable, peligrosa y en algunos casos hasta mortal”, agregó Fernández.
Si se realiza un uso indiscriminado de fármacos sin el diagnóstico ni la receta del personal sanitario, se pueden generar reacciones adversas o efectos secundarios como la aparición de gérmenes resistentes a la medicación, enmascaramiento de la verdadera causa de la enfermedad e incluso la muerte.