El papa Francisco cerró la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados al ni si quiera mencionarlo en su exhortación sobre el Sínodo de la Amazonia, publicada este miércoles.
Asimismo, en este documento titulado «Querida Amazonia» , aunque Francisco exhorta a que las mujeres tengan mayores funciones en la Iglesia de la región, también cierra la posibilidad a la creación de diaconisas.
La propuesta de ordenar sacerdotes a hombres casados para que celebren la eucaristía en los puntos más remotos de la región, había sido aprobada por obispos de las regiones amazónicas que participaron en 2019 en el Sínodo.
Francisco reconoció que es necesario que la eucaristía llegue a estos lugares pero se limitó a pedir que se rece para que crezcan las vocaciones y que se envíen más misioneros en estas zonas.
Con esa decisión el papa argentino desea que la exhortación apostólica se centre en los desafíos ecológicos, sociales y pastorales y no tanto en el fin del celibato, tema que divide profundamente a la iglesia.
El martes, el papa Francisco ya había adelantado el tema a un grupo de obispos estadounidenses diciéndoles que quienes esperaran un giro histórico sobre el tema del celibato quedarían “decepcionados”.
Francisco, en el documento, ni si quiera menciona esta posibilidad y se limita “a exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no solo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonía”.
Y recoge a pie de página la reflexión realizada durante el Sínodo sobre que “llama la atención que en algunos países de la cuenca amazónica hay más misioneros para Europa o para Estados Unidos que para auxiliar a los propios vicariatos de la Amazonía”.
El debate se encendió a inicios de 2020 con la publicación de algunos extractos del libro titulado «Desde lo profundo de nuestros corazones», firmado inicialmente por el papa emérito Benedicto XVI y el cardenal ultraconservador cardenal Robert Sarah, en el que defienden con fervor el celibato.
«No podemos callar» sostenían los dos autores ante la posibilidad de que Francisco aprobara la ordenación de hombres casados.
Debido a las polémicas, el papa emérito retiró su firma del controvertido libro y a su secretario personal, el arzobispo Georg Gänswein, quien ejercía también como prefecto de la Casa Pontificia bajo Francisco, «le fueron reducidas sus funciones» y le «concedieron un permiso para que le dedique más tiempo a Benedicto XVI», una suerte de elegante sanción.
«Por las indiscreciones publicadas, parece que las presiones del Papa emérito han surtido efecto y Francisco no se va a atrever a abrir la vía de los ‘viri probati'», comentó decepcionado José Manuel Vidal, de la página católica Religión Digital.
El fin del celibato en la Amazonia fue una de las propuestas más innovadoras hechas por los religiosos de la región, con 34 millones de habitantes y 400 tribus indígenas, debido a la escasez de curas y al avance sin parar de los evangélicos.
Pese a ello Francisco reiteró su defensa del celibato para los sacerdotes y sin excepciones.