En menos de 24 horas, la alegría Elsa Eugenia Abraham y Ángel Torres por la llegada de su primera hija se transformó en angustia por un hecho que nunca habrían imaginado: el robo de la bebé en pleno hospital. Aunque la pequeña ya fue encontrada, el caso pone en alerta a autoridades por la insólita forma en que ocurrió y las presuntas fallas en la seguridad; incluso, se sospecha de complicidad en el centro médico. Además, había un temor: que la niña fuera llevada a otro país en cuestión de minutos.
Todo empezó el jueves 13 de julio. Elsa Eugenia llegó al Hospital Juan Domingo Perón, en la ciudad Tartagal (provincia de Salta, Argentina) para dar a luz a la bebé. La pequeña nació en la tarde, por parto natural, y pesó 2.920 kilógramos.
Al día siguiente, viernes 14 de julio, en la mañana, Elsa Eugenia y su esposo fueron al baño. Tardaron apenas cinco minutos, o menos, y cuando regresaron a la habitación quedaron impactados por lo que vieron, o más bien, por lo que ya no veían: la bebé no estaba en su cuna. Y también notaron que los raptores habían dejado la manta con la que la niña estaba envuelta y tomaron otra.
Inmediatamente, le avisaron al personal del hospital y la médica de guardia alertó a la Policía. Las autoridades recibieron la llamada a las 7:16 a.m. y enseguida desplegaron las unidades para encontrar a la bebé. Era una carrera contra el tiempo: la zona queda muy cerca de la frontera con Bolivia y la bebé podía ser sacada del país en cuestión de minutos.
«Lo verdaderamente preocupante es que los que somos de la zona sabemos que en media hora podemos estar en la frontera y salir del país por cualquier paso ilegal hacia Bolivia«, advirtió Rambert Ríos, abogado de los padres, citado por el diario ‘La Nación’.
También se activó la Alerta Sofía, un mecanismo del Ministerio de Seguridad de la Nación para «coordinar la inmediata búsqueda y localización de las niñas, niños y adolescentes desaparecidos cuyas vidas se consideren en Alto Riesgo Inminente«. Sin duda, la bebé estaba en riesgo inminente.
Operativo urgente para encontrar a la bebé
Para encontrar a la bebé unieron fuerzas tanto las fuerzas provinciales como las nacionales. Miembros de la Policía de Salta y de la Policía Federal trabajaron juntos y contaron con el apoyo de la Gendarmería Nacional, una fuerza de seguridad militarizada que además ejercer control en las fronteras. Para reforzar la búsqueda, también se dio aviso a las autoridades bolivianas, según explica ‘La Nación’.
Las fuerza de Salta también pidieron ayuda a la provincia de Tucumán, que sin dudarlo envió perros entrenados para encontrar a la bebé.
Por su parte, el fiscal de Tartagal, Rafael Medina, llegó al hospital para hacerse cargo del caso: ordenó interrogar a los empleados y revisar las cámaras de seguridad, por las que se identificó a una pareja como la posible sospechosa. Medina también pidió instalar retenes.
«Hay un sistema de seguridad que ha fallado. Los padres fueron al baño y en esos minutos le robaron la criatura. No sé si (hubo) una participación del personal pero sí una responsabilidad», indicó el abogado Ríos.
Cerca de las 2:00 a.m. de este sábado (hora argentina), la Policía de Salta dio la gran noticia: un vecino del barrio Roberto Romero, en Tartagal, escuchó un llanto que provenía de un baldío cercano y se acercó para ver qué era. Los uniformados llegaron al lugar y encontraron a una bebé que correspondía a la descripción: ojos negros, lunar en la mejilla derecha y 5o centímetros.
Los policías no perdieron en tiempo en llevar a la bebé al hospital cercano. Argentina está en pleno invierno y había preocupación porque la bebé había sido abandonada a la intemperie. Afortunadamente, la niña estaba bien.
«Sufrió apenas principio de hipotermia, pero nada más. Se encuentra en buenas condiciones de salud», explicó el comisario mayor Adrián Sánchez Rosado al canal TN.
Los padres de la niña, que hacen parte de la etnia indígena wichi, reconocieron que en efecto se trataba de ella.
Más allá de la buena noticia del hallazgo de la bebé, ahora queda investigar para dar con los responsables. En la prensa de Argentina se especula que pudo haber un complot aprovechando la condición de vulnerabilidad de la familia y se dice que los secuestradores tal vez estaban esperando desde antes un descuido de los padres para llevarse a la bebé.