«En la Cruz se estrella todo Orgullo: en el fruto Bendito de este Árbol Santo de la Cruz, que es Cristo, se deshace, desbarata y disuelve toda soberbia del corazón. Ante el Cordero sin mancha crucificado, caerán los más orgullosos corazones, embotándose en la Cruz los empozoñados levantamientos del alma soberbia. En la sombra de la Cruz se desvanecen todos esos humos fantásticos de vanidad mundana y encumbradas aspiraciones del Orgullo. Allí se quebranta la Soberbia, se calienta el corazón frío o tibio; se calma todo ruido mundano; se depone todo Odio, Rencor y Venganza y se encuentra la Paz, la Tranquilidad, la Serenidad y el Reposo; y con su divino contacto, comenzará a gustar el suavísimo sabor de la Humildad profundísima, de la Pureza inmaculada, curando totalmente todos los males.
En la Cruz está el remedio del Orgullo.
En la Cruz se estrella toda mala pasión, rompiéndose en mil pedazos; en la Cruz nace, crece y se desarrolla la vida del Espíritu, vida purísima ya purificada, que hará FELIZ al hombre en la tierra y en la eternidad CC 14 232-331»
Tratado Práctico De las Virtudes y de los Vicios. 4a. edición. Concar, A.C. 1981.
Beata Concepción Cabrera de Armida.