Jhonatan Duarte Naranjo vivió una niñez de escasez afectiva, económica, de amor y educación, que se combinaron con la inclemente disciplina de sus padres; finalmente cuando ellos deciden separarse, aumenta para él el problema de necesidad.
Desde los 17 años se independiza totalmente e inicia su proceso de aprendizaje como cocinero y hoy, 5 años después y como técnico en cocina, en el SENA seccional Casanare, sabe que con cada situación difícil de su vida se han sumado uno a uno los ingredientes para lograr la receta perfecta.
“En muchas ocasiones aguanté hambre y sufrí la soledad, gracias a Dios ya cumplí mi meta de estudiar con el SENA y ahora estoy en mi periodo productivo, sé que todo va a salir bien”, destaca Jhonatan Duarte.
Duarte, quien admite que el haber aguantado hambre durante tanto tiempo le permitió valorar cada bocado y soñar con crear recetas increíbles y que hasta ahora no existen ya que para él lo más importante es realzar e innovar hasta con la preparación más sencilla.
Por último, él tiene claro que no quiere ser chef sino cocinero porque “un cocinero es el que hace la cocina” y quiere viajar a otros países para conocer y saborear platos internacionales.
“Ser parte de la familia SENA, trabajar diariamente por el bienestar y oportunidades de los aprendices es la mejor recompensa que Dios me ha dado; nosotros formamos talento y partimos de brindar oportunidades a quienes más lo necesitan”, declaró Johana Astrid Medina Peña, directora del SENA Regional Casanare.