En el Teatro Jorge Eliécer Gaitán en el centro de Bogotá, se hizo la entrega del informe final sobre los más de 60 años de conflicto en el que se escucharon a más de 30.000 victimas, según la Comisión de la Verdad que empezó a funcionar en 2018.
«Escuchamos a más de 30.000 víctimas del conflicto en distintas regiones del país; escuchamos a diversos actores armados, funcionarios de gobierno, de la Fuerza Pública, la política y demás», indicó el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad.
De Roux, aseguró que «la escucha de las víctimas nos ha sacudido brutalmente ante las kilométricas filas de niñas y niños llevados a la guerra, la procesión interminable buscadoras de compañeros e hijos; muchachos y muchachas rurales desperdigados en las montañas, muchos de ellos indígenas y afro colombianos; las miles de mujeres abusadas y humilladas».
En la entrega de este informe final, también se reportó que fueron más de 30.000 niños, niñas y adolescentes «vinculados a la lucha armada cuando tenían quince años o menos(…) La Comisión ha acompañado a las mamás de Argelia, Antioquia, que reclaman a las Farc EP la forma en la que llegaban a sus casas a llevarse a los menores de edad».
Adicional, contó el informe que «el campesinado colombiano fue la principal víctima del conflicto armado interno. Durante la guerra los campesinos fueron obligados a salir de sus tierras», mencionando además que en este momento hay por lo menos dos millones de hectáreas que son reclamadas por varias comunidades, entre ellas, las campesinas.
En ese sentido, el presidente de la Comisión hizo un «reclamo de la dignidad» al cuestionar el papel de toda la sociedad a la hora de permitir, incluso por omisión, el conflicto en el país. «¿Por qué el país no se detuvo? ¿Cuáles fueron las instituciones del Estado que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso? (…)».
Reconocer que el narcotráfico está presente en el Estado y la política
La Comisión de la Verdad finalmente hizo un llamado a la sociedad colombiana «a reconocer la penetración del narcotráfico en la cultura, el Estado, la política, la economía y la forma como la guerra contra las drogas configuran uno de los principales factores de la persistencia del conflicto».