La región de Benishangul-Gumuz está situada en el noroeste de Etiopía y limita con Sudán. En esta zona subdesarrollada y pobre viven las tribus de los gumuz y los agaw, y la mayoría profesa las religiones tradicionales africanas, por lo que, hasta hoy, la forma de vida sigue estando marcada por la superstición. Así, por ejemplo, los gumuz creen que la sangre de una mujer que da a luz encierra una maldición, y por eso, las mujeres embarazadas -a menudo niñas todavía muy inexpertas- tienen que dar a luz a sus hijos solas y abandonar el pueblo para ello. Muchas mueren durante el parto.
Los primeros bautismos entre los gumuz tuvieron lugar hace tan solo 18 años, pero, entretanto, el interés por la fe cristiana ha ido aumentando cada vez más, y año tras año se registran más bautismos incluso en las aldeas remotas. Especialmente los niños y jóvenes se interesan por la fe, mientras que los adultos -sobre todo los hombres- son más difíciles de alcanzar, ante todo porque la poligamia está muy extendida, y porque a un hombre que se bautiza no se le permite vivir con varias esposas. Pero también hay mujeres adultas que adoptan la fe cristiana: para ellas, el Evangelio es una liberación. No obstante, estas personas están todavía en el comienzo de su camino de fe y necesitan una atención pastoral intensa.
Las Misioneras Combonianas están presentes en esta región, donde preparan a los catecúmenos para el bautismo y a algunas parejas para la ceremonia de la boda eclesiástica. Numerosos grupos se reúnen en su capilla, y también se celebran varios encuentros en los pueblos para profundizar en la fe. Ahora las religiosas necesitan urgentemente más material para la catequesis y para la formación de catequistas, y, además, es necesario costear el mantenimiento del coche que utilizan para sus viajes a las aldeas. Finalmente, hay que poner a punto una capilla en una de las aldeas para que los fieles tengan un lugar donde reunirse durante la temporada de lluvias.
Fuente y foto: ACN Colombia