Los perros, desde hace años, se han convertido en una de las mascotas preferidas de la mayoría de familias, sin embargo, la responsabilidad que conlleva tenerlas es el temor de varios hogares.
Una familia de Yunnan, China, soñaba con tener un perrito que acompañara sus días, pero nunca imaginaron que esta idea terminara siendo una locura.
La familia decidió adquirir a un animalito en una tienda de mascotas. La más pequeña del hogar fue la encargada de escogerla. Un pequeño perrito les pareció tierno y sintieron una conexión que les confirmaban que debía ser el elegido.
Finalmente, accedieron a llevarse a casa a un perro mastín tibetano, animal que, por su raza, tiene gran tamaño y su peso puede llegar a ser de 45 a 73 kilos.
Al paso del tiempo, Little Cute Blackie empezó a crecer con rapidez y su pelaje era algo extraño. Además, alimentarlo siempre fue una tarea muy complicada, pues comía en grandes cantidades.
Sus ladridos también empezaron a ser algo raros, pues no era el ladrido común, este se asemejaba a un grito o a un gruñido pequeño.
Sin embargo, creían que en su raza estos comportamientos eran normales, por lo que no sospecharon nada. No obstante, a los 2 años, el perrito ya pesaba 120 kilos, lo que fue una alarma para sus dueños, además de los colmillos grandes y largos que tenía.
De hecho, era tanto el asombro que sentían que la misma familia empezó a tener precauciones para evitar ser atacados.
Posteriormente, optaron por llevarlo al veterinario para averiguar qué pasaba con su mascota. Allí, el veterinario les reveló que el animal no era un perro, se trataba de un oso negro, cuya especie estaba extinta.
En este sentido, hicieron un llamado inmediato a las autoridades, quienes se encargaron de llevarlo a la protección de especies extintas.
Fuente: Sistema Integrado Digital-RCN Radio -Laura Vanessa Rojas Barragán