El féretro de Isabel II fue descendido este lunes a la cripta real del Castillo de Windsor, después que se le retiraran la corona imperial, el orbe y el cetro durante un servicio fúnebre en la capilla de San Jorge.
La «segunda era isabelina» llegó simbólicamente a su fin cuando el más alto funcionario de la casa real rompió la vara de mando de la soberana, que será inhumada en una ceremonia privada prevista a las 19:30 hora local en una capilla anexa.
A su llegada a Windsor, donde el féretro pasó ante los amados perros corgis de la reina, este fue introducido en la Capilla San Jorge, iglesia del siglo XV, conocida por haber sido escenario de las últimas bodas reales.
En ella se celebró el último oficio religioso con 800 invitados, incluidos empleados de la difunta reina.
La corona, el orbe y el cetro -símbolos de la monarquía- fueron retirados del féretro y colocados sobre el altar. El funcionario de mayor rango de la casa real, el lord chambelán, rompió su «vara de mando» y la colocó sobre el ataúd, simbolizando el fin del reinado de Isabel II.
Después, en una última ceremonia privada, reservada a los familiares más cercanos, la reina será enterrada en el «Memorial Jorge VI», una pequeña capilla anexa donde ya reposan sus padres y las cenizas de su hermana Margarita.
Los restos de su esposo, el príncipe Felipe, serán enterrados junto a ella, trasladándolos de la cripta real donde se encuentran desde que murió en abril de 2021 con casi 100 años.
Símbolo de una era de grandes cambios, Isabel II llegó al trono en 1952, en un Reino Unido aún sumido en la posguerra mundial, y se marchó en el 2022 de la pospandemia y el Brexit.
No solo conoció a 15 primeros ministros británicos, de Winston Churchill a la actual Liz Truss, sino también a figuras históricas como el soviético Nikita Jruschev, la madre Teresa de Calcuta o el sudafricano Nelson Mandela. Asimismo, a artistas como Charlie Chaplin, Michael Jackson o Lady Gaga.