La ausencia de Higuaín durante los cuatro próximos partidos, en los que el Nápoles recibirá al Verona y al Bolonia, pero sobre todo las importantes visitas al Inter Milán y Roma, es un duro golpe para su equipo.
El delantero argentino del Nápoles Gonzalo Higuaín, expulsado el domingo contra el Udinese, fue suspendido cuatro partidos, lo que supone un duro golpe para su equipo, inmerso junto a la Juventus en la carrera por ganar el campeonato italiano.
Durante la derrota (3-1) de su equipo en Udine, Higuaín, mejor goleador de la Serie A con 30 tantos en 31 jornadas, fue expulsado por una segunda tarjeta amarilla tras golpear al defensa brasileño Felipe.
Pero, la dura suspensión se debe a que, tras la expulsión, el delantero encolerizó contra el árbitro, lo que obligó a varios compañeros a calmarle y acompañarle fuera del terreno de juego.
La Comisión de Disciplina desveló que Higuaín dirigió «una expresión ofensiva» al árbitro al igual que un «gesto irrespetuoso cuando se le encaró y le puso las manos en el pecho».
La comisión también habla de «un comportamiento agresivo hacía un adversario» y añade que Higuaín tuvo que «ser sujetado por sus propios compañeros».
Con sus 30 goles, es evidentemente el principal recurso ofensivo del Nápoles y su sustituto será Manolo Gabbiadini.
A siete jornadas para el final, el Nápoles está a seis puntos de la Juventus y parece complicado que consiga su primer campeonato desde 1991.
Además, el equipo napolitano deberá defender su segunda plaza, ya que la Roma está a solo cuatro unidades y ante el Verona tampoco podrá contar con otros dos suspendidos, el central senegalés Kalidou Koulibaly y el delantero belga Dries Mertens.
El entrenador Maurizio Sarri, también expulsado en el partido ante el Udinese, no podrá dirigir al equipo frente al Verona.