La policía resolvió uno de los casos abiertos más viejos en Francia, el de la violación y el asesinato de una niña en París, al identificar 35 años después a su autor: un exgendarme que se suicidó esta semana.
El jueves por la noche, la fiscalía de París confirmó que François V., de 59 años, era el violador y asesino en serie buscado desde los años 1980 y cuyo cadáver se halló en Grau-du-Roi, cerca de Montpellier (sur).
El hombre apodado el «Picado», después que el retrato robot de la época mostrara a un joven con marcas de acné, era sospechoso de «cinco crímenes cometidos entre 1986 y 1994», según la misma fuente.
En concreto, se le achaca el asesinato y la violación de Cécile, de 11 años, en el aparcamiento subterráneo del inmueble en el que la niña vivía en el noreste de París en mayo de 1986, uno de los casos abiertos más viejos.
A François V. se le atribuye también el estrangulamiento de una pareja en el barrio parisino del Marais en 1987, así como el asesinato de Karine Leroy, de 19 años, en 1994, según el diario Le Parisien.
El hombre se suicidó cuando los investigadores estrecharon el cerco sobre él. El juez instructor había convocado en los últimos meses a 750 gendarmes que ejercían en la región de París cuando tuvieron lugar los hechos.
Según el ministerio público, François V. figuraba en la lista y estaba convocado para una audición, pero su esposa declaró su desaparición el 27 de septiembre y dos días después se halló su cuerpo en Grau-du Roi.
Las pruebas practicadas revelaron que su ADN coincide con el hallado en varias escenas del crimen, agrega la fiscal de París, Laure Beccuau.
El hombre, que abandonó la gendarmería en 1988 para convertirse en policía, habría dejado una carta confesando los crímenes, confirmaron a la AFP fuentes cercanas al caso.
Según varios medios, este padre de familia reconoce que se sentía perseguido por la policía y evoca sus «pulsiones pasadas», aunque asegura no haber «hecho nada desde 1997». No cita ni las víctimas ni las circunstancias.
El abogado de la familia de la niña asesinada, Didier Seban, expresó a la AFP el «reconocimiento» de la familia con los investigadores y la «pena de saber que el criminal se marchó con sus secretos».