Hezbolá, la milicia chií libanesa en guerra con Israel, lanzó un ataque masivo con más de 100 cohetes dirigidos a Haifa, una importante ciudad portuaria del norte de Israel, en lo que ha sido hasta ahora el ataque más devastador contra la urbe desde el inicio del conflicto.
El ataque comenzó alrededor del mediodía del martes, cuando en el transcurso de 30 minutos, decenas de cohetes cayeron sobre Haifa. Aunque la mayoría de los misiles fueron interceptados por el avanzado sistema de defensa aérea israelí, conocido como Cúpula de Hierro, algunos lograron impactar en los suburbios de la ciudad, afectando principalmente a los vecindarios de Kiryat Yam y Kiryat Motzkin. Según los servicios de seguridad, los daños materiales fueron considerables, aunque no se registraron víctimas mortales. Una mujer de 70 años resultó herida por metralla, pero su estado es estable y fue trasladada rápidamente al hospital.
La situación en Haifa durante el ataque fue caótica. Los cielos azules de la ciudad se llenaron de estelas blancas de los cohetes interceptores, que se elevaban para contrarrestar los misiles entrantes. Las explosiones resonaban por toda la ciudad mientras sonaban las sirenas de alerta que instaban a los residentes a buscar refugio en los búnkeres antiaéreos. A pesar de la gravedad del ataque, la policía instó a la población a seguir los protocolos de emergencia, refugiándose tan pronto como se activaran las alarmas.
El ataque de Hezbolá coincidió con una ofensiva israelí. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) respondieron de inmediato con ataques aéreos dirigidos a objetivos de Hezbolá en los suburbios del sur de Beirut, aunque no se proporcionaron detalles específicos de los daños ocasionados. Este intercambio de fuego marca un nuevo punto álgido en el conflicto, que ha escalado de forma preocupante en las últimas semanas.
Uno de los momentos más tensos de la jornada fue cuando el líder adjunto de Hezbolá, Naim Qassem, pronunció un discurso por video, insistiendo en que las capacidades militares del grupo terrorista seguían “intactas” a pesar de los continuos ataques israelíes. Qassem aseguró que la resistencia estaba “disparando cientos de cohetes y decenas de drones” y que una gran parte de los asentamientos y ciudades israelíes estaba bajo fuego. Enfatizó que “los combatientes están bien desplegados a lo largo de las líneas del frente”, y afirmó que los líderes asesinados por Israel, incluido el líder supremo del grupo, Hassan Nasrallah, ya habían sido reemplazados.
La muerte de Nasrallah, ocurrida el mes pasado en un ataque aéreo israelí en Beirut, representó un golpe devastador para la cúpula de Hezbolá. No obstante, Qassem reiteró que, a pesar de la pérdida de su máximo líder, la estructura del grupo seguía funcional. “No tenemos puestos vacantes”, afirmó, sugiriendo que los altos mandos han sido reemplazados sin dificultades.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, también intervino durante la jornada, anunciando que Hashem Safieddine, un alto funcionario de Hezbolá y posible sucesor de Nasrallah, habría muerto en un ataque aéreo en Beirut la semana pasada. “Hezbolá es una organización sin líder”, declaró Gallant, refiriéndose tanto a la muerte de Nasrallah como a la probable eliminación de Safieddine. Según el ministro, la falta de liderazgo efectivo en el grupo terrorista está causando un impacto dramático en sus operaciones, ya que no hay figuras clave para tomar decisiones estratégicas en tiempo real.
El conflicto no solo se está librando desde el aire. Según fuentes israelíes, la semana pasada se lanzó una incursión terrestre en el sur del Líbano, en la que participaron varias divisiones del ejército israelí. Aunque Hezbolá ha afirmado que las tropas israelíes no han podido avanzar más allá de una estrecha franja fronteriza, las FDI aseguraron que la operación tiene como objetivo asegurar la zona y permitir que los residentes del norte de Israel que fueron evacuados puedan regresar a sus hogares de manera segura.
Hezbolá ha identificado hasta la fecha la muerte de 516 de sus miembros, incluyendo a Nasrallah, en ataques israelíes en el Líbano y Siria. Las cifras oficiales incluyen también a 94 combatientes de otros grupos terroristas y decenas de civiles que han perdido la vida en los bombardeos. Sin embargo, el conflicto sigue en curso y las bajas continúan aumentando.
La situación en la frontera norte de Israel se ha vuelto crítica, con miles de personas desplazadas y enfrentamientos constantes entre las FDI y Hezbolá. A medida que el conflicto avanza, tanto Israel como Hezbolá parecen decididos a continuar la lucha, aunque el costo en vidas y destrucción sigue creciendo. El futuro de la región es incierto, pero ambos lados se preparan para una guerra prolongada.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Juan Camilo Cely