Alejandro Diaz*, un colombiano que tenía deudas y que a pesar de la dificultades luchaba diariamente para sostener su hogar se dejó ilusionar con el sueño americano y decidió llegar ilegalmente a los Estados Unidos al ver que sus ingresos ya no le alcanzaban para hacerle frente a las necesidades de su familia.
Alejandro dice que «tenía muchas deudas encima» y buscó dos veces, sin éxito, que le aprobaran la visa para entrar a los Estados Unidos. Luego de la pandemia el hombre siguió con su trabajo pero empezaron a subir los materiales, todos los insumos del trabajo que yo hacía y no me le subían nada a lo que yo fabricaba».
Así fue la ruta que buscaba el sueño americano
La travesía duró 13 días. «Desde Bogotá, el avión hizo escala en Medellín, Cancún, México DF, Cabos y Mexicali en donde fue la entrega», asegura el colombiano Alejandro Diaz.
El engaño de los llamados ‘coyotes’
El colombiano contó que a él y a las demás personas con las que viajó «los ilusionaron» indicándoles que ‘los coyotes’, los guiarían en el paso por la frontera, que lo más complicado es llegar a México pero que en adelante «es facilito para entrar a los Estados Unidos», sin embargo, en el terreno no es así.
Antes de iniciar la travesía hay que pagar a los coyotes «el transporte de lo que fue de Cabos a Mexicali, me tocó costear un dinero y la pasada la frontera, pero esa es una odisea muy dura».
«Allí es donde se dimensiona el error en el cual uno no piensa, claro habemos muchos, muchísimos colombianos, pero también se ve gente de Cuba, de Ecuador», añade el colombiano aventurero.
Veinte horas en camión refrigerado
Luego del viaje por aire desde Bogotá hasta el último destinos en territorio mexicano, el final de la travesía se cumple por tierra. Recuerda Díaz que fueron «20 horas por carretera, nos dijeron que por carretera iban a ver unos retenes de policía mexicana y fue así, por el camino fueron cuatro retenes, se creyó que nos iban a pedir dinero y no fue así, nos dejaron pasar bien, yo iba con el chofer, mi esposa, mi hijo un sobrino y yo.
Sigue la lucha por llegar a los Estados Unidos de manera ilegal
Al llegar a Mexicali, Alejandro y su familia fueron llevados a un hotel en el que pudieron bañarse y comer algo. Sin embargo, les indicaron que no podían salir y eso les generó temor por la cantidad de historias que escucharon en las que los migrantes eran entregados a las autoridades.
Finalmente y luego de varias horas, en el lugar fueron subidos a otros vehículos, esta vez camionetas con vidrios oscuros y en las que les aseguraron pasarían la frontera.
Lo que pasa en la frontera con Estados Unidos
Cuando llegaron al último punto del viaje en carro, a Alejandro y a su familia los hicieron bajar de las camionetas y les indicaron que tenían que correr.
«Llegamos ahí hasta un punto que es como una quebrada, es como el brazo del rio, el agua le llega a uno como al pecho, le esta llegando y lo hacen correr y correr y pasarse esa quebrada ancha y las aguas no son bravas, nos hicieron cambiar la ropa mojada, eso había mucha mucha ropa abandonada de la gente que ha llegado , éramos como unas ochenta personas , pasamos eso ahí una parte del desierto, unos pedazos de chamizo y nos hicieron agachar a todos, ahí nos decían que hiciéramos formas como de bolas, nos tuvieron ahí como unos veinte minutos».
El fin del sueño americano por el hueco, queda en una cárcel
Alejandro relató el fin de su sueño luego de caminar rodeando una especie de muro. El colombiano dice que siguieron avanzando hasta que se encontraron con oficiales de migración estadounidense.
«Eso si era ya policía americana, nos hicieron apartar por familia, hombres, los solteros, las mujeres y nosotros nos hicimos en el grupo de familia, ahí llegó un policía, uno de la migración nos quitó los papeles, nos quitó los cordones, las correas y nos hizo subir como a una radiopatrulla, pero entonces eso si, él nos dijo que nosotros habíamos cometido un delito, haber invadido los Estados Unidos, y ahí nos metieron en esa patrulla y nos llevaron a un albergue, hasta donde yo escuché eran unos albergues en Arizona».
Casi una semana trascurrió hasta que pudieron encontrarse de nuevo en familia. Les brindaron alimentación y el acceso a los baños y lugares para descansar, sin embargo, no estaban en libertad.
«De ahí nosotros creímos que eso iba a haber como un respiro que ya no nos pasaba nada más, que ya íbamos a estar tranquilos, eso fue el viernes en la noche y nos llevaron en un bus a una iglesia y luego nos llevaron a una celda en Tucson, el trato de esos policías es malo, yo intenté preguntar la hora y la respuesta que allí no había hora para nadie, que no había tiempo para estar tranquilo, uno allá metido no se sabe si es día o es noche«, asegura Díaz.
En libertad condicional, mientras enfrentan un proceso judicial en su contra por haber ingresado a Estados Unidos ilegalmente, Alejandro y su familia ahora están buscando hacer realidad el sueño que se imaginaron sería un futuro mejor que el presente vivido en Colombia.
«El sueño americano es duro, debe pasar mucho tiempo para poder volver a organizarse, porque queda uno psicológicamente afectado, no volverse a parar del susto que se vivió en la pasada y en el albergue, es muy duro la una situación», puntualizó.
*Nombre cambiado por solicitud de la fuente
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Alirio García García