Uno de cada tres países del mundo no respeta la libertad religiosa, en un total de 36 se discrimina por razón de credo y en otros 26 los fieles de determinadas religiones sufren persecución, según el Informe de Libertad Religiosa en el mundo elaborado por Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Los datos de este informe, que se publica desde 1999, revelan un «paulatino empeoramiento» de la libertad religiosa en todo el mundo, tal y como ha expuesto en rueda de prensa el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada España, Javier Menéndez.
Estas cifras implican que el 67 % de la población mundial (unos 5.200 millones de personas) viven en países en los que se producen violaciones de la libertad religiosa.
Del total de los 196 países del mundo, en 62 se viola de forma sistemática la libertad religiosa (el 32 % del total). En 36 de ellos se discrimina en el acceso al trabajo, la vida social, la educación, etc, mientras que en 26 existe persecución.
África, Oriente Medio y Asia son las zonas más afectadas, aunque se ha detectado un deterioro de este derecho en algunos países de Latinoamérica, especialmente Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Menéndez ha detallado las motivaciones que están detrás de estos ataques a la libertad religiosa y ha explicado que en 43 países los gobiernos autoritarios son los responsables (afecta a 3.000 millones de personas), en otros 26 es el extremismo islamista (1.242 millones de personas), mientas que en 4 países se debe a los nacionalismos étnicos-religiosos (1.642 millones).
Además, en 30 países se han cometido asesinatos por causa de la fe desde mediados de 2018 hasta mediados del año pasado.
En el caso de África -ha señalado- destaca un empeoramiento de la situación que afecta a la práctica totalidad del continente. En el 42 % de los países de África se viola la libertad religiosa y en 12 la persecución es «extrema».
Destacan Libia, «origen de la exportación de muchos terroristas», Mali, Níger, Nigeria, «uno de los países mas letales para los cristianos en el mundo», Chad, República del Congo, Mozambique, o Burkina Faso, donde el 60 % de los territorios son inaccesibles debido a la presencia de grupos yihadistas y violentos.
En Asia, destacan Indonesia, Maldivas, Myanmar, Sri Lanka, Bangladesh, Pakistán, India o Bután, y en muchos de ellos es el nacionalismo étnico-religioso el que desplaza a las religiones minoritarias.
En Europa, el derecho a la objeción de conciencia por motivos religiosos no está contemplada en la legislación de numerosos países, ha destacado Menéndez.
Y en el caso de España, aunque ha reconocido que la Constitución recoge la libertad religiosa, ha advertido de que el actual Gobierno «tiene interés en cambiar la aconfesionalidad del Estado por un estado laicista, donde la religión se aparta del foro público o de la enseñanza».
En este sentido, se ha referido a la reforma de la ley educativa «sin consenso civil, sin contar con la comunidad educativa ni con la jerarquía de la Iglesia» y excluyendo la asignatura de religión del curriculum académico.
También ha lamentado el impacto de la COVID-19 en la práctica religiosa y ha denunciado que el culto se ha visto afectado por las medidas de control de la enfermedad, en muchas ocasiones «más restrictivas» que las que se imponían para otro tipo de reuniones sociales.
Ha denunciado asimismo, que se ha producido una estigmatización religiosa y se ha acusado a diferentes grupos religiosos de haber sido el origen de la pandemia.