El celular se ha convertido en una práctica y desesperada herramienta que usan adultos como medida extrema para calmar a niños pequeños, especialmente en situaciones que requieren de tenerlos quietos y tranquilos en un solo lugar.
Sobre este tema, expertos han advertido las consecuencias negativas que desencadena el permitir el acceso a aparatos móviles, desde temprana edad; sin embargo, una mujer en Ohio, EE.UU., que recurrió a esta técnica, no contaba con que la consecuencia sería para ella y no para su pequeña niña a quien quiso mantener ocupada prestándole su celular.
La mujer, identificada como Emily Schmitt, cuenta que acababa de bañarse y necesitaba cepillarse el cabello, por lo que decidió darle su teléfono móvil a su niña Carsyn, de dos años, para que “jugara” mientras ella se alistaba. Pasaron los minutos y la mujer, en la intimidad de su hogar, se realizó el peinado estando desnuda.
Al terminar, decidió quitarle el teléfono a su niña, pero al revisarlo quedó perpleja al observar un mensaje que decía: “gracias por el desnudo”.
La mujer, confundida, abrió el chat y se percató que no era uno sino varios mensajes que hablaban de imágenes de desnudo. Comenzó a revisar y se dio cuenta que desde su línea acababan de ser enviadas varias fotografías en las que ella aparece desnuda arreglándose el cabello.
Las imágenes las tomó su bebé mientras jugaba con el teléfono y a su vez fueron enviadas a amigos, compañeros de trabajo, excompañeros de estudio e, incluso, clientes.
Inmediatamente la reacción de la mujer fue escribir a sus contactos una disculpa explicando lo que había sucedido. Mientras tanto, recibió algunos mensajes de respuesta con risas indicando que solo les había llegado fotos del suelo, el techo o de un pie de la bebé; pero otros, le confirmaron que desafortunadamente habían recibido las imágenes de su cuerpo desnudo.
Esto, aunque pareciera una situación graciosa, se convirtió en un infierno para la mujer que la estaba viviendo, quien además tenía que enfrentarse al día siguiente a la mirada de sus compañeros de trabajo y de su jefe quien es su propio padre.
En entrevista a medios internacionales la mujer contó que quiso renunciar luego de que, al llegar a la inmobiliaria de su padre, donde ella trabaja, el hombre expresara: «Oh, mira, aquí viene la estrella porno de la empresa«.
La mujer, quien se estaba dejando llevar por la vergüenza y la depresión decidió cambiar su actitud y asumirla con madurez, teniendo en cuenta que todo se había tratado de un error de su pequeña hija.
«Es solo una broma y en este mundo oscuro y retorcido en el que estamos en este momento, compartir algo para hacer reír a la gente un lunes por la mañana, no está tan mal», asegura que pensó para cambiar su actitud y enfrentar la situación.
Finalmente la mujer pudo superar el episodio y salir a contar su experiencia, además de confiar en que las personas a quienes les llegó las imágenes íntimas entiendan la situación y no las terminen publicando.
Cómo última reflexión, entre risas, la joven de 30 años bromeó que eso le pasa por tener una niña que “es salvaje. Simplemente asumimos que es salvaje y no puede ser domesticada”.