En la Edad Moderna, el Líbano era el único país de Oriente Próximo mayoritariamente cristiano, mientras que hoy día los cristianos constituyen sólo el 34 por ciento de la población total. Entre los jóvenes menores de 25 años, solo una cuarta parte son cristianos, y la emigración no cesa. Ya durante la guerra civil de 1975-1990, 700.000 cristianos abandonaron el país, y la dramática crisis económica y política del país, así como las graves explosiones de agosto de 2020 que devastaron parte de la capital de Beirut, incluido un barrio cristiano, refuerzan esta tendencia.
En la Archidiócesis de Baalbek la situación es aún más difícil, pues allí los cristianos constituyen apenas el cinco por ciento de la población. En esta región pobre, donde la situación es insegura debido a la proximidad con la frontera siria, la gente tiene miedo. Los que tienen la oportunidad dejan el país y buscan fortuna en Canadá o Australia, y muchos también se mudan a Beirut. Solo una iglesia fuerte, capaz de apoyar a sus creyentes espiritual, pastoral, social y económicamente, puede detener este éxodo masivo. Los jóvenes sacerdotes con una buena formación tienen un papel clave que desempeñar aquí.
El Arzobispo de Baalbek, Mons. Hanna Rahme, está contento de que actualmente siete jóvenes de su Archidiócesis se estén preparando para la ordenación sacerdotal. Estos jóvenes ya están ayudando activamente en las parroquias, por ejemplo, en el trabajo con los jóvenes y en la catequesis. El Arzobispo escribe a ACN: “Estos jóvenes son receptivos al espíritu misionero. Quieren servir a la Iglesia, ya sea en el Líbano, en un país de misión o donde vivan muchos inmigrantes. Quieren convertirse en ‘sacerdotes para la eternidad’. Nosotros damos gracias a Dios por estas jóvenes vocaciones que ya están sirviendo a la diócesis con celo apostólico”.
Fuente y foto: ACN Colombia