En América Latina y el Caribe hay 169 millones de niños, niñas y adolescentes que viven en zonas donde se superponen al menos dos crisis climáticas y ambientales, según alertó la oficina regional de Unicef.
El organismo presentó el informe de Índice de Riesgo Climático de los Niños, según el cual en América Latina y el Caribe unos 55 millones de niños están expuestos a perturbaciones como a la escasez de agua, 60 millonesa los ciclones, 85 millones al zika, 115 millones al dengue, 45 millones a olas de calor y 105 millones a la contaminación atmosférica.
Además, Unicef afirmó que nueve de cada diez niños de América Latina y el Caribe están expuestos al menos a dos crisis climáticas y ambientales, mientras que 47 millones de niños o uno de cada cuatro viven en zonas afectadas por al menos cuatro perturbaciones.
Agregó que se estima que 850 millones de niños (uno de cada tres en todo el mundo) viven en zonas donde golpean al menos cuatro perturbaciones climáticas y medioambientales, y que 330 millones o uno de cada siete en todo el mundo, viven en zonas afectadas como mínimo por cinco peligros considerables.
«Las perturbaciones climáticas y medioambientales están menoscabando la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a una educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación e incluso a sobrevivir. La vida de prácticamente todos los niños resultará afectada«, declaró Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
En este contexto, el ente de la ONU exigió a los gobiernos, las empresas y los actores relevantes que tomen medidas como aumentar las inversiones destinadas a la adaptación y la resiliencia al clima en los servicios más importantes para la infancia.
También reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y proporcionar a los niños educación sobre el clima y competencias ecológicas, ya que son fundamentales para su adaptación y su preparación ante los efectos del cambio climático.
Además, exigió incluir a los jóvenes en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima a nivel nacional, regional e internacional; y garantizar que la recuperación de la pandemia de la covid-19 sea respetuosa con el medioambiente, genere bajas emisiones de carbono y beneficie a todo el mundo.