Los médicos permitieron a una mujer belga llamada Laura, de 24 años, morir por una inyección letal por su propia decisión, informan medios locales. La mujer sufre de una depresión crónica y durante los últimos tres años ha estado en tratamiento médico en un hospital psiquiátrico.
En una entrevista con la prensa belga, Laura explicó que tenía pensamientos suicidas desde la infancia. La joven creció en una familia monoparental con un padre alcohólico. A pesar de que trató de mejorar de alguna manera su actitud ante la vida, no lo ha logrado. Cometió varios intentos de suicidio y finalmente acudió a la clínica.
La noticia de la inminente muerte de una mujer físicamente sana ha reavivado el debate sobre la eutanasia. Quienes la defienden se refieren a ella como una buena opción para deshacerse del sufrimiento, mientras que sus detractores hacen hincapié en que la cantidad de gente que quiere morir ha aumentado en los últimos años en Bélgica.
En 2002, Bélgica se convirtió en el segundo país del mundo, después de los Países Bajos, que legalizó la muerte voluntaria. En febrero de 2015 el Parlamento del Reino de Bélgica aprobó una ley que permite la eutanasia sin restricciones de edad.