Recientemente se conoció un caso que ha generado gran indignación, ya que una mujer inventó que su hija tenía un tumor cerebral para crear una fundación y pedir dinero que terminó en su propia cuenta bancaria.
Se trata de Megan y su madre Jean, quienes en la «Gala de la Cenicienta» encontraron una oportunidad de recaudar dinero para su organización benéfica Believe in Magic, con la que en los últimos dos años habían dado a niños gravemente enfermos cientos de deseos, desde fiestas hasta viajes a Disneylandia.
El evento generaba mucha expectativa porque todo el mundo sabía que Megan, que entonces tenía 20 años, había organizado el evento mientras luchaba contra un tumor cerebral.
No obstante, detrás de lo que parecía un evento de caridad que buscaba ayudar a niños enfermos se escondía una gran mentira.
En su momento, Jean comunicó a su entorno que Megan sufría un tumor cerebral. La experiencia inspiró a la adolescente, a sus 16 años, para emprender Believe in Magic y ayudar a niños con enfermedades muy graves.
Jean publicaba frecuentemente en redes los medicamentos que su hija debía tomar y las frecuentes visitas al hospital. Sin embargo, cuando la fundación pasaba su momento de mayor reconocimiento, Jean anunció que el tumor cerebral de Megan había empeorado y necesitaba recaudar US$151.000, unos $530 millones, para un tratamiento de emergencia que salvaría su vida en Estados Unidos.
Los seguidores de Megan se volcaron con la causa y alcanzaron el objetivo en menos de 48 horas. No obstante, un grupo de padres dentro de la comunidad de niños con cáncer puso en duda que Megan estuviera tan enferma como decía.
Así se supo la mentira
Jo Ashcroft cuenta que cuando vio por primera vez la campaña JustGiving de Megan en Facebook a principios de 2015, recordó cuando a su hijo le diagnosticaron neuroblastoma, un cáncer del sistema nervioso. En ese momento el padre recaudó US$315.000 para costear un tratamiento de vanguardia en Estados Unidos.
Por eso tenía conocimiento de este tema y la petición de Megan le causó desconfianza porque no mencionaba un médico u hospital específicos. «Sospechaba un poco (…) Solo quería asegurarme de que el dinero fuera al lugar correcto», dijo a la BBC.
Jo habló con tres amigos cuyos hijos también habían sido diagnosticados con neuroblastoma y todos coincidieron en que había algo raro.
Aunque tenían dudas, no ahondaron mucho en el tema ya que parecía increíble que alguien mintiera sobre un tumor cerebral, sin embargo, las dudas volvieron cuando un año después vio que Megan y Jean estaban recaudando fondos de nuevo.
«No podía tolerar que estafen a la gente, y menos en la comunidad de pacientes de cáncer«, aseguró Jo.
Otro padre de familia usó sus habilidades informáticas para averiguar dónde Jean y Megan abrían sus correos electrónicos y descubrieron que no era un hospital, sino un hotel de lujo de Disney World en Orlando, Florida.
Unas semanas más tarde, Megan y su mamá volvieron al Reino Unido, y Jean dijo que su hija había tenido suerte de volver y que los especialistas en Florida la habían autorizado a regresar a casa equipada con cinco cajas de suministros médicos y un «enorme concentrador de oxígeno».
Pero, a su llegada, un investigador privado esperaba en la terminal de cruceros captó a Megan y Jean saliendo del barco como dos felices turistas sin tanques de oxígeno.
Para dar a conocer todo, crearon un grupo en redes que se llamaba «La verdad sobre Meg y Jean», en el que compartieron lo que habían descubierto, no obstante no les creyeron y los criticaron mucho.
Megan murió, pero no por un tumor
El 28 de marzo de 2018, Megan murió en el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres. «Todo lo que le dije es: ‘Cariño, si quieres irte, ve y sé feliz'», escribió su madre en Facebook.
Incluso con la muerte, Jo seguía convencida de que Megan no tenía un tumor cerebral. Fue solo hasta principios de 2022 que una investigación forense ratificó todas las sospechas. No se mencionaba un tumor y, según el patólogo forense, su cerebro era «morfológicamente normal».
Sin embargo, los médicos mencionaban otros detalles preocupantes. A uno le preocupaba la legitimidad del historial clínico de Megan. Otro observó su comportamiento de «búsqueda de opiáceos», con un intento de obtener morfina usando una receta falsificada.
Al final se pudo concluir que no fue un tumor lo que mató a Megan, sino una anomalía del ritmo del corazón (arritmia cardíaca aguda) por la enfermedad del hígado graso, probablemente relacionada con el alto índice de masa corporal de la joven.
En 2017, un año antes de la muerte de Megan, la Comisión de Beneficencia abrió una investigación sobre Believe in Magic tras varias denuncias de Jo.
Descubrió que faltaban más de 100.000 libras (US$126.000) y que el dinero de las donaciones se había transferido a la cuenta bancaria personal de Jean. Todo fue una estafa.
Fuente: Sistema Integrado Digital – RCN Radio – Camilo Andrés Jaimes Osorio