En la madrugada del viernes a los 79 años de edad, falleció, el señor Pablo Rodríguez, uno de los comerciantes más queridos en Yopal y Casanare.
Para muchos sobre todo los más jóvenes, su nombre no genera recordación, pero cuando hablamos de “Don Pablito” muchos recuerdan que lo visitaron por algún malestar, fiebre y una que otra dolencia, que fue curada por este carismático boticario consagrado.
Oriundo de Miraflores (Boyacá), proveniente de una familia humilde y numerosa, viajo a Bogotá en busca de un poco de suerte; trabajo haciendo los mandados de una droguería; pero la vida le daría la oportunidad de montar una propia, y solo tuvo una, sino dos y hasta tres droguerías, todas sin éxito.
Un buen día, un amigo lo invitó a un pueblito de Casanare y por una falla en el avión, resultó aterrizando en Yopal. Salió a conocer, y quiso arrendar un local que le llamó la atención, fue así como su vida dio un giro que no estaba predestinado: se fundó la Droguería Yopal.
Llegó a Yopal en la década del 70, cuando esta era una pequeña población de calles destapadas y sin interconexión eléctrica, ni tampoco habían llegado las compañías petroleras que hoy conocemos.
Ante la escases de médicos en los centros de salud, y a la costumbre popular de confiar en el droguista la atención de su salud; don Pablito fue especialmente preferido por los habitantes de Yopal, Y es que era tanta la confianza que se le tenía, que en el pueblo circulaba un dicho que servía para retratarlo: Don Pablito a curado a medio Yopal.
Llamaba la atención su carisma y don de gente para atender a las personas que llegaban a la droguería Yopal en busca de medicamentos; y es que era común ver a diario personas con papelitos envueltos, papelitos que eran encargados por vecinos, como método de consulta o una receta para curar algún dolor, fractura o torceduras y hasta de consejos para que los niños tuvieran mayor apetito.
Y es que parte de sus 79 años fueron los que “don Pablito” dedicó a los habitantes de la aquella capital casanareña y de los restantes 18 municipios que se beneficiaban de su Droguería Yopal. Sus conocidos, casi todos también “pacientes” suyos, lo recuerdan como el “medico “que curaba todo, a tal caso que se llevó el título del médico José Gregorio Hernández: EL MÉDICO DE LOS POBRES. Y es que Don Pablito era la persona más consultada en la época en que la salud no era un negocio.
Varios de los que fueron aliviados por él, la mayoría campesinos, rememoran que no les cobraba o les entregaba los medicamentos al fiado; Don Pablito era tan acertado en la medicación, que los ciudadanos de la zona rural le llevaban gallinas o cualquier animalito en compensación.
Y es que queda uno corto para contar sus historias, era un hombre discreto, pausado y aunque pocas veces le gustaba ser grabado o filmado; sus anécdotas eran así de momento, a pesar de que fue un hombre conocido y querido, nunca uso su fama para incursionar en política o sacar provecho de esa particularidad.
Hoy su familia, sus hijos y una región entera lamentan su partida.
Por: JOHN NAVARRETE
Twitter: @JohnNavarretes
SURAM NOTICIAS y La Voz De Yopal