Asoma el descontento de Neymar, que no deja pasar ocasión para mostrarse como un león enjaulado en el club que desembolsó por su fichaje 222 millones de euros para convertirlo en el futbolista más caro de todos los tiempos.
Al término del encuentro de Champions, en el que el exbarcelonista marcó el gol de la esperanza de su equipo, el brasileño reconoció que su rendimiento había estado por debajo de su nivel y culpó de ello al club, que le mantuvo en formol en los cuatro partidos anteriores por «miedo» a que se lesionara.
«Es difícil estar cuatro partidos sin jugar. No era lo que yo quería, fue el club el que tomó la decisión. Se ha hablado mucho. A mi no me pareció bien. Quería jugar, me sentía bien. Pero al club le entró miedo y ahora me critican a mí«, dijo el futbolista.
Neymar sufrió una lesión intercostal el pasado 1 de febrero, pero no le impidió acabar aquel encuentro contra el Montpellier. Dos días más tarde celebró su cumpleaños en una gran fiesta en la capital, que Tuchel criticó: «No es la mejor manera de preparar un partido».
Desde entonces, el jugador no ha entrado en ninguna convocatoria del equipo hasta que viajaron a Dortmund, donde estuvo falto de ritmo.
Sus declaraciones tras el encuentro mostraron un descontento que había ocultado en las últimas semanas, cuando empezaba a hacer olvidar su tormentoso final de la pasada temporada, marcado por las lesiones, su deseo de irse al Barcelona y su divorcio con la afición.
Por si fuera poco, al ambiente de polémica se sumaron las críticas vertidas contra Tuchel por el hermano de Presnel Kimpembe, descontento con la posición que el entrenador reservó al futbolista en el campo.
En un vídeo difundido en las redes sociales y lleno de insultos el hermano del futbolista se sumó al clamor de críticas que la prensa reservó al entrenador alemán por sus decisiones tácticas.
En efecto, Tuchel se presentó en Dortmund con un 3-4-3, un dibujo inhabitual, apenas utilizado por el club y que se reveló poco eficiente.
El entrenador abandonó su clásico 4-4-2, jugó sin un punta claro, dejó en el banquillo al argentino Mauro Icardi y al uruguayo Edinson Cavani y situó como «9» al joven Kylian Mbappé, que en ese puesto no demostró su calidad.
Una decisión que le ha valido críticas en la prensa: Del «apuesta perdida» de «L’Équipe» al «decisión intrigante» de «Le Parisien».