Luego de varios días de incertidumbre por el futuro de Novak Djokovic en Australia, la justicia de ese país determinó que el tenista será deportado tras admitir el pasado 12 de enero que había incumplido con las reglas de confinamiento establecidas por su país de origen, Serbia, además de haber diligenciado información falsa en un trámite migratorio relacionado con Covid-19 cuando ingresó a Australia.
De esta manera, el tenista fue expulsado de Australia después de que la justicia rechazara su recurso contra su deportación, ordenada por el Gobierno, que consideró que el número uno mundial del tenis representa un «riesgo para la salud» por no haberse vacunado contra el covid-19.
La decisión, tomada por unanimidad por los tres jueces del tribunal, cancela definitivamente las esperanzas del serbio de 34 años de ganar su 21º título de Grand Slam, un récord, en el Abierto de Australia, que comienza el lunes.
«Estoy muy decepcionado», dijo Djokovic en un comunicado. «Respeto la decisión del tribunal y cooperaré con las autoridades pertinentes en relación con mi salida del país», añadió.
«Ahora voy a tomarme un tiempo para descansar y recuperarme», dijo el jugador, cuya carrera podría verse gravemente afectada tras el fallo.
Según la justicia australiana, el hecho que Djokovic no se haya vacunado contra el covid-19 fomentaba el «sentimiento antivacunas» y podría disuadir a los australianos de recibir vacunas de refuerzo a medida que la variante ómicron se extiende rápidamente por el país.
Aunque calificó de «insignificante» el riesgo de que el propio Djokovic infecte a los australianos, las autoridades manifestaron que su «desprecio» de las normas sanitarias contra el covid-19 constituía un mal ejemplo.
Mientras tanto, los abogados del tenista calificaron de «ilógica», «irracional» e «irrazonable» la detención y deportación de su cliente.