
Según reportó BBC News, hace casi seis décadas, el 7 de abril de 1966, la localidad española de Palomares, en Almería, se convirtió en el escenario de un escalofriante incidente que pudo haber desencadenado una catástrofe nuclear.
Un error durante una operación de reabastecimiento en vuelo entre aviones estadounidenses provocó la caída accidental de cuatro bombas termonucleares sobre suelo español.
Este suceso, que sembró el pánico y la incertidumbre, revela un tenso episodio de la Guerra Fría y los peligros inherentes a la posesión de armamento nuclear.
La colisión en el aire entre un bombardero B-52 y un avión cisterna desencadenó una secuencia de eventos que puso en vilo a España y al mundo.
Las cuatro bombas termonucleares que transportaba el bombardero se precipitaron desde la aeronave.
Afortunadamente, los mecanismos de detonación no se activaron, evitando una explosión nuclear de consecuencias inimaginables. Sin embargo, el impacto de dos de las bombas al tocar tierra provocó la dispersión de material radiactivo, contaminando una extensa área.
La búsqueda de la cuarta bomba se extendió durante 80 angustiosos días, manteniendo a la población local en un estado de constante temor.
Tal como se recoge en diversos testimonios de la época, el sentimiento generalizado era de incredulidad y miedo ante la posibilidad de un desastre nuclear inminente.
El gobierno de Estados Unidos desplegó un importante operativo para localizar y recuperar las bombas, así como para llevar a cabo la descontaminación de las zonas afectadas.
No obstante, este suceso dejó una huella imborrable en la memoria colectiva y reabrió el debate sobre la seguridad de las armas nucleares y los riesgos asociados a su despliegue estratégico. El incidente de Palomares sirve como un sombrío recordatorio de la fragilidad de la paz y la necesidad de extremar las precauciones para evitar tragedias de esta magnitud.
Fuente: BBC News.