El papa Francisco medió personalmente para facilitar el intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, según reveló en el encuentro con los jesuitas que mantuvo en su reciente viaje a Kazajistán y cuya transcripción fue publicada este jueves por la revista de la Compañía de Jesús, «La Civiltà Cattolica».
“Algunos enviados ucranianos vinieron a mí. Entre ellos, el vicerrector de la Universidad Católica de Ucrania, acompañado del consejero del presidente (Volodimir Zelenski) para asuntos religiosos, un evangélico», explicó en la reunión en Kazajistán con 19 jesuitas que trabajan en la llamada “Región Rusa” de la Compañía de Jesús.
”Hablamos, discutimos. También acudió un jefe militar que se ocupa del intercambio de prisioneros, siempre con el consejero religioso del presidente Zelenski. Esta vez me trajeron una lista de más de 300 presos. Me pidieron que hiciera algo para cambiar. Inmediatamente, llamé al embajador ruso para ver si se podía hacer algo, si se podía acelerar un intercambio de prisioneros”, señaló.
Francisco explicó a los jesuitas que ha querido mantener abierta la puerta del diálogo desde el primer instante del conflicto y recordó que al día siguiente de que comenzara la guerra fue a la Embajada de Rusia y le dijo al embajador que le hubiera gustado hablar con el presidente (Vladimir) Putin «siempre que dejara una pequeña ventana de diálogo”.
Aunque un viaje del papa a Kiev no está excluido porque lo tiene «siempre en mente», agregó que «la voluntad de Dios es no ir en este mismo momento. Ya veré más tarde», agregó.
Sobre el conflicto iniciado por Rusia el 24 de febrero, Francisco se mostró categórico ante algunas críticas por sus llamamientos sin citar al agresor: “Cuando un obispo católico ucraniano vino de visita, le entregué un paquete con mis declaraciones sobre el tema. Definí la invasión de Ucrania como una agresión inaceptable, repugnante, sin sentido, bárbara, sacrílega… ¡Lea todas las declaraciones!”.
«Sin embargo, para afrontar el conflicto es necesario permanecer cerca de las víctimas, lo que no debe impedir la reflexión», agregó.
El papa también se refirió a la polémica por sus palabras sobre la muerte «como víctima del conflicto» de Daria Duguina, hija del ideólogo del Kremlin Alexander Duguin, que falleció en un atentado.
«La gente corriente en todos los conflictos son las verdaderas víctimas, que pagan en su propia piel las locuras de la guerra. Entonces también me referí a esa chica que voló por los aires. En este punto, todo lo que había dicho hasta ese momento se olvidó y se prestó atención solo a esa referencia. Pero entiendo las reacciones de la gente, porque están sufriendo mucho», aclaró.
Y volvió a reiterar que «ha habido factores internacionales que han contribuido a provocar la guerra».
Recordó, como ha hecho en otras ocasiones, «que un jefe de Estado, en diciembre del año pasado, vino a decirme que estaba muy preocupado porque la OTAN había ido a ladrar a las puertas de Rusia sin entender que los rusos son imperiales y temen la inseguridad fronteriza”.
“Él expresó temor de que esto provocara una guerra, y luego estalló dos meses después. Por lo tanto, no se puede ser simplista al razonar sobre las causas del conflicto. Veo el imperialismo en conflicto. Cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es desatar una guerra”, argumentó.
Para el papa, es un “error» pensar que se trata de una guerra solo entre Rusia y Ucrania: No «es una película de vaqueros donde hay buenos y malos” ya que «es una guerra mundial».
«Hay quien dice, por ejemplo, que la Guerra Civil Española se hizo para preparar la Segunda Guerra Mundial. No sé si ese es realmente el caso, pero podría serlo. No dudo, sin embargo, que ya estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial», aseguró.