¡Ni los propios jugadores se lo explican! La inimaginable victoria por 8-2 del Bayern de Múnich el viernes contra el FC Barcelona es casi irracional, pero el éxito reforzará la confianza del ‘Rekordmeister’ alemán, al que ahora cuesta imaginar perdiendo en esta edición de la Champions League.
Lyon, el próximo rival de los bávaros en semifinales, estará necesariamente impresionado. «El equipo de Lionel Messi naufragó como una de las víctimas del Bayern en Bundesliga», describió este sábado la revista alemana Kicker.
«El partido recordó al histórico 7-1 de Belo Horizonte», cuando Alemania humilló a Brasil en las semifinales del Mundial-2014, añadió la publicación.
La analogía es interesante, habida cuenta de que tres de los vencedores del viernes estaban en Brasil: Manuel Neuer, Jérôme Boateng y, por supuesto, Thomas Müller. Además, Hansi Flick, técnico de los bávaros, se sentaba en el banquillo como asistente del seleccionador Joachim Löw.
Al acabar el partido, Flick ofreció una de las claves del dominio del Bayern: «Mi equipo nunca ha cedido, en este momento es nuestra mentalidad, nuestra marca de fábrica», afirmó.
Un espíritu combativo que permitió al Bayern barrer en Alemania a todos sus rivales para conseguir el doblete Liga-Copa y después eliminar al Chelsea en octavos de final con un contundente 7-1 global (3-0, 4-1).
«Alegría de jugar»
Frente a estos combatientes, el Barça se dejó aplastar. «El marcador es difícil de explicar», reconoció Joshua Kimmich, autor del quinto gol, «pero hemos jugado desde el primer minuto con una concentración increíble».
«Desde los primeros segundos hemos tenido el control total de los duelos», apuntó Leon Goretzka. «Tras el empate del Barcelona, no nos hemos dejado alterar y hemos continuado parecido. Nuestra presión fue brutal».
Y qué decir de los suplentes, que no se dedicaron a gestionar la ventaja, sino que mantuvieron el ritmo. «Lo mejor, de hecho, fue ver que los jugadores que salieron del banquillo tuvieron el mismo impacto, la misma alegría de jugar y el mismo espíritu» que los titulares, celebró Müller, designado jugador del partido.
El brasileño Philippe Coutinho (cedido por el Barcelona) marcó dos goles y ofreció una asistencia desde su entrada al terreno de juego en el minuto 75.
Esta euforia colectiva da una confianza increíble a los más jóvenes. El mejor ejemplo es Alphonso Davies, de 19 años, que en una temporada ha pasado de joven prometedor a estrella.
Su rápido eslalon para regatear a la defensa culé en el minuto 63 y regalarle el gol a Kimmich es una de las imágenes del partido. «Increíble», aplaudió Kimmich. «Casi tuve vergüenza de celebrar ese gol, porque evidentemente es suyo al 99%. Solo tuve que empujar la pelota a la red. ¡Clase mundial!».
Esa mente de guerreros quedó perfectamente ejemplificada con la respuesta de Goretzka a la pregunta de un periodista sobre si se sintió mal por ver a Messi tan humillado. «No, incluso me ha gustado un poco», contestó sonriente.
Buena gestión del calendario
En frío, los expertos se percatarán también de que, de todos los equipos presentes en Lisboa, los alemanes (Bayern y RB Leipzig) son los únicos que terminaron su liga nacional a finales de junio. Los franceses no juegan desde marzo y el resto disputaron partidos hasta finales de julio.
Tras la final de la Copa de Alemania ganada el 4 de julio, Flick dio a sus jugadores una docena de días de vacaciones, antes de comenzar una preparación específica para la ‘Champions’.
Su experiencia de ocho años en la selección germana fue decisiva: los jugadores se recuperaron bien y no perdieron el ritmo.
El Lyon, que solo ha jugado dos partidos oficiales desde marzo, no ha tenido esa suerte y necesitará exprimir todos sus recursos para no acabar como el Barcelona.