El gobierno de Australia planea realizar un examen de inglés a las personas procedentes de países no anglófonos y que soliciten un visado permanente de pareja, lo que fue tildado de discriminatorio por algunos sectores.
Las autoridades, por su parte, defienden que la propuesta, que todavía debe ser aprobada por el Parlamento, fomenta la cohesión social y el acceso de los inmigrantes al mercado laboral.
De pasar la votación en el Legislativo, donde el Gobierno cuenta con mayoría, la aplicación de la medida comenzaría a finales de 2021.
Los nuevos solicitantes, y en el caso pertinente, el patrocinador «tendrán que tener un nivel de inglés funcional o demostrar que han dado los pasos razonables para aprender inglés» de al menos 500 horas de estudio, indicó el ministro de Inmigración Alan Tudge.
Los inmigrantes pueden residir en el país con un permiso temporal de hasta dos años antes de someterse a la prueba. «El inglés es nuestro idioma nacional y es fundamental para obtener un trabajo, participar en nuestra democracia y para la cohesión social», defendió el ministro en un mensaje en su cuenta de Twitter.
El anuncio del plan ha levantado polémica entre la oposición política y otros sectores. La demógrafa australiana Liz Allen comentó a la cadena SBS que los cambios recuerdan a la política de la «Australia blanca» del siglo pasado que promovía la inmigración desde países europeos.
«¿El gobierno de Morrison está forzando a los australianos a elegir de quién se enamoran o se casan con base en la capacidad de hablar el inglés?», cuestionó la laborista Kristina Keneally.
En Australia casi un millón de los 25 millones de habitantes no habla inglés o tienen dificultades para comunicarse en la lengua nacional, según datos oficiales.