Pese a que el tiempo que duran en estos aparatos perjudica a los niños, también causa efecto el tipo de pantalla al que se exponen.
Los niños y la tecnología van cada vez más de la mano por ser el desarrollo más relevante en esta población. Pues de unos años para acá, en la mayoría de los hogares los niños vienen creciendo con la tecnología a su alcance, llegando a darle más importancia que a los tradicionales juguetes, incluso, aquellos que serían fundamentales para su desarrollo psicomotriz.
Y es que la tecnología, en su acelerada evolución, ha logrado llegar a captar la atención de los más pequeños, sumergiéndolos en este mundo y desplazando las actividades infantiles que generaciones atrás eran de mayor diversión.
Aunque no se trata de ver como mala esta llegada de la tecnología a la vida de los niños, sí se ha vuelto un punto de conflicto entre ellos y los responsables de sus cuidados por el tiempo que debe permanecer un niño con tecnología. El ya viejo debate sobre cuánto tiempo debe pasar el menor de edad frente a una pantalla.
Puse pese a que gracias a la tecnología las personas encontraron un mundo nuevo con mayores facilidades de aprendizaje, también se ha conocido que el pasar mucho tiempo en los aparatos electrónicos trae consecuencias que perjudican el desarrollo del menor de edad.
Sin embargo, una reciente investigación determinó que no solamente debe alertar el tiempo que un niño dura frente a un dispositivo, también se debe tener cuidado con el tipo de pantalla que está usando.
El estudio de la Universidad Jaume I, de España, publicado en la revista JAMA Pediatrics, revela que cada tipo de pantalla tiene un efecto distinto en los individuos, afectando principalmente a quienes están en edad escolar y primaria.
Los investigadores analizaron 58 estudios realizados a lo largo de 50 años y lograron determinar que cada dispositivo, ya sea televisor, computador, celular o videojuego, tiene un efecto diferente en los menores de edad, frente a su desarrollo cognitivo.
En el análisis se compararon los resultados académicos de 106.000 niños y adolescentes con edades entre los 4 y 18 años, luego de que invirtieran un buen tiempo en cada uno de los dispositivos mencionados, teniendo las siguientes reacciones.
Como resultado se pudo determinar que los niños y adolescentes que tuvieron un contacto excesivo con la televisión bajaron su rendimiento académico en lenguaje, matemáticas y pruebas compuestas.
Esto, visto desde otros análisis, dio el mismo resultado ya que se considera un tiempo perdido para el joven que prefiere pasar horas frente a esta pantalla en lugar de invertirlo en actividades como interactuar, estudiar, dormir, o hacer ejercicio. De igual forma los investigadores llegaron a la conclusión que el permanecer varias horas frente a este aparato reduce en niños y jóvenes la capacidad de concentración y pensar con claridad.
Al mismo tiempo, aumenta los malos hábitos alimenticios y los problemas de comportamiento.
Frente a los videojuegos la afectación académica no fue muy alta para aquellos juegos en los que el objetivo está en resolver situaciones o realizar actividades físicas, por el contrario, se demostró que mejoró el rendimiento motor y las habilidades especiales.
Sin embargo, se encontró que disminuyen la memoria verbal y el sueño reparador de ondas lentas en niños.
Sobre el uso de celular y computadores (ya sea de escritorio o tablet) se determinó que el alto consumo afecta notablemente el desarrollo y rendimiento académico. En relación a este aparato electrónico se encontró que es usado con mayor frecuencia en horas de la noche “para dormir”, algo que es contraproducente hasta para los adultos ya que están recibiendo una luz que tiene un efecto negativo en las hormonas que garantizan un sueño profundo, es decir, impide el completo descanso y por ende el rendimiento.
En este orden de ideas, los expertos llegaron a la conclusión que consumir por tiempos prolongados las llamadas pantallas pasivas (Televisores o videojuegos que no requieren solucionar situaciones o actividad física) genera mayores dificultades en el desempeño académico y propician el deterioro cognitivo de los menores de edad.
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