El presidente Vladimir Putin de Rusia, llegó a Beijing con un claro objetivo: Asegurar y ampliar el apoyo de China en medio de la prolongada invasión rusa de Ucrania y las consiguientes sanciones occidentales. Putin, quien recientemente aseguró un quinto mandato, busca consolidar su relación con su “querido amigo”, el presidente chino Xi Jinping, en momentos críticos para ambos líderes.
Con la economía rusa asediada por sanciones internacionales, la dependencia de Moscú hacia Beijing se ha vuelto más crucial que nunca. Rusia necesita desesperadamente la cobertura diplomática y un salvavidas financiero que China puede proporcionar, incluyendo significativas compras de petróleo ruso. La visita ocurre mientras las fuerzas rusas avanzan cerca de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, justo antes de que el apoyo militar estadounidense, valorado en miles de millones de dólares, llegue a las manos de las fuerzas ucranianas.
Durante su estancia en Beijing, Putin enfatizó la profundización de los lazos entre Rusia y China como un baluarte contra los intentos occidentales de aislar a sus países. «Estamos trabajando en solidaridad en la formulación de un orden mundial multipolar más justo y democrático», declaró el presidente ruso.
Resaltó además el papel de China como el principal socio comercial de Rusia, y subrayó el incremento del uso de monedas locales como el rublo y el renminbi en sus transacciones bilaterales, una estrategia para esquivar las restricciones impuestas por Occidente.
Incluso, después de una larga intervención frente a un clamoroso público, Putin se disculpó por no darle tiempo al traductor de hacer entender su mensaje a la audiencia, y dijo que fue porque «se sentía como en casa«.
La alianza entre Xi y Putin se cimenta en su percepción compartida de un mundo donde potencias autocráticas puedan operar libremente, sin la interferencia de países occidentales liderados por Estados Unidos. El impresionante recibimiento a Putin en el Gran Salón del Pueblo, con ceremonias que incluyeron salvas de artillería y niños saludando en sincronía, no solo simboliza la importancia de la relación sino también su alineación estratégica, que ambos líderes describen como “sin límites”.
Xi, por su parte, alabó los lazos entre ambos países como “un modelo para un nuevo tipo de relaciones internacionales y entre las principales potencias vecinas”. Este apoyo mutuo es fundamental especialmente en cuestiones que afectan los intereses clave de ambas naciones. Sin embargo, China enfrenta su propio conjunto de desafíos, incluyendo presiones diplomáticas y económicas de Occidente para limitar cualquier ayuda que pueda perpetuar el conflicto en Ucrania.
Estados Unidos ha acusado a China de respaldar los esfuerzos bélicos rusos, incluyendo el suministro de inteligencia satelital y componentes de equipos militares. Durante una reciente visita a Beijing, el secretario de Estado estadounidense, Antony J. Blinken, y la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, advirtieron sobre posibles sanciones a bancos chinos que apoyen el esfuerzo bélico ruso, lo que subraya las tensiones en las relaciones entre China y Occidente.
En respuesta, Xi reiteró su posición sobre la crisis ucraniana, destacando que las “seguridades razonables” de todas las partes, incluyendo las preocupaciones de Rusia respecto a la OTAN, deben ser respetadas. Aunque el líder chino no mencionó directamente las advertencias de Occidente, su discurso sugiere una cautela diplomática en su manejo del apoyo a Rusia.
Putin, por otro lado, no solo busca apoyo diplomático y económico, sino también una mayor cooperación en sectores como energía, agricultura y tecnología avanzada. «A pesar de algunas acciones destinadas a restringir nuestro desarrollo, el volumen de negocios comercial entre Rusia y China está aumentando a buen ritmo«, aseguró Putin, haciendo referencia a las restricciones impuestas por terceros países.
La visita de Putin a China no solo es una demostración de unidad sino también una estrategia para fortalecer una alianza que ambos ven como esencial en el contexto de un orden mundial cambiante. Con más de 40 encuentros entre ambos líderes, la relación entre Rusia y China se muestra no solo como una conveniencia temporal, sino como un pilar estratégico en sus respectivas políticas exteriores.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Juan Camilo Cely