El presidente ruso, Vladímir Putin, no llegó a declarar este lunes formalmente la guerra a Ucrania, como temían en Kiev, pero sí defendió la campaña militar para derrotar al «nazismo» y garantizar la seguridad de Rusia ante la «amenaza» de la OTAN, con ocasión del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi.
«La defensa de la patria siempre fue sagrada. Ahora, en nuestros días, vosotros combatís por nuestra gente en el Donbás, por la seguridad de nuestra patria, Rusia», dijo durante el tradicional desfile militar en la plaza Roja.
Putin, que se dirigió a los 11 mil militares concentrados frente al mausoleo de Lenin, entre los que figuraban soldados recién llegados del frente en Ucrania, subrayó que su «deber» es «hacer todo lo posible para que no se repita el horror de una guerra mundial».
Eso sí, no declaró la movilización general entre los rusos, una opción que se barajaba ante la falta de avances en el campo de batalla, ni desveló los planes rusos de cara a las próximas semanas de contienda.
La ausencia de mandatarios extranjeros a los pies del Kremlin demuestra el profundo aislamiento diplomático del Kremlin, que sí invitó a los principales líderes mundiales en 2020, parada que fue aplazada por el coronavirus.
Respuesta preventiva a la amenaza de la OTAN
Aunque no aludió a la marcha de la «operación militar especial» en Ucrania, donde el Ejército ruso ha sido incapaz en dos meses y medio de combates de «liberar» el Donbás, sí culpó a la OTAN de obligar a lanzar un ataque «preventivo» para evitar una supuesta «agresión» contra sus territorios históricos en el este de Ucrania.
«El peligro iba creciendo cada día. Rusia realizó una respuesta preventiva, fue una medida necesaria y la única posible en esta situación. Fue una decisión de un país soberano, fuerte e independiente», proclamó.
Recordó que Moscú, que acusa a la OTAN de convertir Ucrania en una plataforma para contener a Rusia, propuso a finales de 2021 a Occidente «cerrar un acuerdo de garantías de seguridad».
«Todo en vano. Los países de la OTAN no quisieron escucharnos, lo que significaba que de hecho tenían planes completamente diferentes y los vimos», dijo.
Esos planes tendría la forma de «una operación de castigo en el Donbás, una invasión de nuestros territorios históricos, incluida Crimea», por lo que el enfrentamiento con «los neonazis» sería «inevitable».
«De esta manera, se estaba creando sistemáticamente una amenaza intolerable para nosotros directamente en nuestras fronteras», dijo.
La creación de un enemigo exterior en el país vecino ha calado entre los rusos, muchos de los cuales aún creen que ha sido Ucrania quien ha atacado a Rusia.
Este de Ucrania, la madre de la patria
Durante su discurso, Putin insistió en que los soldados rusos y los milicianos de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, cuya independencia ha sido reconocida por el Kremlin, «combaten juntos en su propia tierra», donde, recordó, los rusos luchan contra el invasor, sean tártaros, otomanos o nazis, desde hace cientos de años.
«Me dirijo ahora a nuestras Fuerzas Armadas y a los milicianos del Donbás: lucháis por la madre patria, por su futuro, para que nadie olvide las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, para que en el mundo no haya sitio para verdugos, represores y nazis», señaló.
Putin pidió guardar un minuto de silencio por los caídos en la Gran Guerra Patria (1941-45), como es conocida en este país la Segunda Guerra Mundial, pero también por los niños, mujeres y ancianos que han muerto en los «bárbaros ataques» de los «neonazis».
La «desnazificación» es uno de los argumentos que Putin esgrimió para lanzar el pasado 24 de febrero la «operación militar especial» en Ucrania, país dirigido desde 2019 por un presidente de origen judío, Volodímir Zelenski.
Y advirtió que el Kremlin nunca se humillará ante EEUU ni renunciará a sus «valores tradicionales» ni aceptará la «falsificación» de la historia, como han hecho sus satélites europeos, ya que «Rusia tiene un carácter diferente».
«La fidelidad a la madre patria es nuestro principal valor, el sólido pilar de la independencia de Rusia», apuntó.
Incógnitas sobre la contienda
Putin reconoció el dolor que suponen las bajas en las filas del Ejército ruso durante la intervención armada en Ucrania, cifra estancada en 1.351 muertos desde hace mes y medio.
No insistió en la necesidad de «minimizar» las bajas, lo que admitió en su momento que ralentiza el avance ruso, pero sí anunció la firma de un decreto para ayudar a los hijos de los caídos en acción.
Tampoco aludió a la conquista de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov, donde un número indeterminado de combatientes del Batallón Azov aún está atrincherado en la acería Azovstal.
Sí hizo una mención especial, en cambio, a las decenas de prorrusos muertos en los enfrentamientos ocurridos hace 8 años entre partidarios de Kiev y de Moscú en el principal puerto ucraniano del mar Negro, Odesa.
«Inclinamos la cabeza ante la memoria de los mártires de Odesa, que fueron quemados vivos en la Casa de los Sindicatos en mayo de 2014», recalcó.
Ucrania y Occidente temen que el Ejército ruso no se conforme con abrir un corredor terrestre entre el Donbás y la anexionada península de Crimea, sino que pretenda conquistar todo el sur ucraniano, incluido Odesa, y dejar al país vecino sin salida al mar.