Mauricio Rodríguez, exembajador de Colombia en el Reino Unido, aseguró que la reina Isabel II estaba muy interesada en que terminara la ‘pesadilla’ del conflicto armado en el país.
En diálogo con RCN Mundo, el exdiplomático señaló que en las conversaciones que sostuvo con la reina Isabel, ella le manifestó que durante el periodo del presidente Virgilio Barco (1986 -1990) le pidió personalmente a la primera ministra de la época, Margaret Thatcher, que apoyara a Colombia a enfrentar la violencia generada por los carteles del narcotráfico.
Rodríguez recordó que Isabel II era consciente de la importancia del país a nivel mundial, de su biodiversidad y de su belleza. «Hablamos sobre el medio ambiente, estaba plenamente al tanto de la importancia de Colombia por nuestra biodiversidad y es que el país es el más biodiverso por km2 del planeta y la conservación de la naturaleza de la flora y la fauna, es una preocupación para el Reino Unido, lo fue para ella y mucho más para el nuevo rey Carlos III».
Agregó que «ella me preguntó por la violencia, recordaba los años difíciles del presidente Barco… adicionalmente estaba pendiente de los avances en materia de paz, porque quería que Colombia pudiera cesar el conflicto independientemente del presidente de turno… quería que Colombia terminara esa pesadilla, esa tragedia (…)»
El exembajador destacó un encuentro que sostuvo el expresidente Juan Manuel Santos en el que expresó su respaldo al proceso de paz «y a los esfuerzos que se estaban haciendo por terminar ese conflicto histórico y cargado de dolor y sangre».
«También en su discurso en la visita de Estado del presidente Santos en el 2016, reiteró su apoyo a los esfuerzos de paz. La reina estaba consciente de los temas claves de nuestro país, el Reino Unido ha sido desde siempre y desde la independencia, un gran apoyo para Colombia, un gran aliado».
El exembajador también dijo que la Reina Isabel II «fue una mujer excepcional».
Mauricio Rodríguez calificó a la reina Isabel II como una mujer cercana, cordial, sencilla y amable, tras sus más de 70 años de mandato en los que entregó su vida sin descanso al pueblo británico.
«Era una señora amable que lo hacía sentir a uno cercano, para nada se sentía uno dialogando con un personaje de talla mundial. Además de preguntar por el país y por las relaciones, ella también le preguntaba a uno por sus cosas personales, por la familia», dijo.
Añadió que «en una ceremonia que se hace todos los años en noviembre en el Palacio de Buckingham, ofreció un banquete en honor a los diplomáticos y allí se puede llevar a su familia. Le pregunto por ejemplo a mis hijos por sus estudios, por su experiencia en Londres, estaba pendiente de que uno se sintiera a gusto en su país (…).
Concluyó que «era amable, cordial, curiosa y hablar con ella era muy cómodo».