De epicentro del coronavirus a capital de la envidia mundial: Wuhan, la ciudad china en la que se detectaron los primeros contagios, proyecta estos días una imagen de normalidad que ha provocado incredulidad, celos y admiración tras meses de soportar unas estrictas medidas preventivas.
Las imágenes publicadas por los medios estatales muestran el transcurso tranquilo de la vida en la capital de la provincia centro-oriental de Hubei, donde incluso en espacios cerrados hay quien no hace uso de las anteriormente ubicuas tapabocas, mientras que en buena parte del planeta el virus continúa causando estragos.
Restaurantes llenos, centros comerciales en pleno funcionamiento, calles abarrotadas en el centro de la urbe y hasta una discoteca atestada de gente que bailaba (con boca y nariz a la vista) música electrónica el pasado viernes por la noche transmiten la idea de que la normalidad, o algo que se le parece mucho, ha regresado a Wuhan.
«Es como si hubiera sido una pesadilla y ahora estamos despertando», cuenta un residente de la ciudad que prefiere permanecer en el anonimato. «Poca gente lleva ya la mascarilla aquí -continúa-. En el metro todavía hay quien sí lo hace, pero en otros lugares, casi nadie».
Para llegar a este punto, Wuhan -de unos 11 millones de habitantes y donde perecieron 3.869 de los 4.634 muertos que las cifras oficiales dicen que han perdido la vida a consecuencia de la COVID-19 en toda China- se vio sometida a una cuarentena que se mezcló con el miedo inicial por el desconocimiento del virus y las prácticas censoras y represivas de las autoridades locales.
Se autorizó la circulación de únicamente los servicios esenciales y el transporte público quedó paralizado.
Solo se permitía salir de casa a abastecerse de alimentos a una persona por unidad familiar durante una hora al día (a la que se tomaba de forma rutinaria la temperatura corporal) y el uso de mascarillas fue obligatorio desde que se confirmó que el virus se podía contagiar por aerosoles.
Las aplicaciones de rastreo se pusieron en marcha casi desde el inicio y también las compras por internet, cuyos repartidores las dejaban a la entrada de las viviendas para reducir el contacto físico.
Para el combativo diario nacionalista Global Times, «la experiencia de China en su respuesta a la epidemia y sus medidas han convertido a Wuhan –donde no se registran contagios locales desde el 18 de mayo– en el lugar más seguro del mundo ahora mismo».