Con una votación de 12 contra 7, la Comisión Primera del Senado archivó una reforma constitucional con la cual se pretendía modificar profundamente la manera cómo funciona el sistema electoral colombiano.
La iniciativa buscaba quitarle facultades a la Registraduría Nacional del Estado Civil y al Consejo Nacional Electoral, sobre todo para el desarrollo de las elecciones y para la resolución de los conflictos jurídicos de esta naturaleza.
El proyecto era de autoría de los senadores Humberto de la Calle y Ariel Ávila, quienes en principio habían propuesto la creación de una nueva Corte Electoral, tema que fue excluido del acto legislativo para tratar de lograr más consensos.
Pese a ello, la reforma no logró el respaldo necesario entre los congresistas y el sistema electoral seguirá funcionando tal y como lo conocemos.
El senador Ariel Ávila afirmó: “Nosotros, interpretando la votación de la mayoría de colombianos, presentamos un proyecto de reforma a la organización electoral que buscaba disminuir la política en el Consejo Nacional Electoral y quitarle tanto poder a la Registraduría”.
“La mayor parte de los partidos tradicionales negó esta posibilidad y continuarán con un sistema clientelista y corrupto que tenemos. Solo el Pacto Histórico, un sector del Verde y una senadora del Centro Democrático nos apoyó. Esto estaba previsto, nadie quiere cambiar esto”, agregó.
César Lorduy, magistrado del Consejo Nacional Electoral, afirmó que la propuesta legislativa hubiese afectado negativamente la institucionalidad del país.
“Este es un proyecto que atacaba los elementos fundantes de la Constitución, elimina los pesos y contrapesos en materia electoral y algunos pilares de la Constitución pueden estar siendo afectados. Es un proyecto elaborado muy a la carrera sin tener en cuenta que las modificaciones de esos 12 artículos pueden tener una incidencia fundamental en el resto de la Constitución”, manifestó.
Durante la discusión de la iniciativa se presentó un rifirrafe entre el registrador delegado para asuntos electorales, Nicolás Farfán y algunos congresistas. El delegado de la Registraduría defendió con vehemencia la entidad diciendo que tiene una imagen más favorable que el propio Congreso de la República, lo cual molestó a algunos senadores que pidieron respeto.