
El expresidente Donald Trump firmó este miércoles una orden ejecutiva para revertir las restricciones federales sobre el flujo de agua en cabezales de ducha, en un intento por desmantelar regulaciones ambientales heredadas de la era Obama. «Vamos a hacer que las duchas de Estados Unidos vuelvan a ser geniales», proclamó la Casa Blanca en un comunicado oficial.
La medida implica que el Departamento de Energía deberá rescindir una disposición del programa de eficiencia energética introducido durante la administración de Barack Obama, que limitaba el flujo total de agua en cabezales de ducha con múltiples boquillas a 2,5 galones (9,5 litros) por minuto.
“Los cabezales de ducha ya no serán débiles ni inútiles”, dice el documento publicado por la Casa Blanca. “La Orden libera a los estadounidenses de regulaciones excesivas que convirtieron un artículo doméstico básico en una pesadilla burocrática”.
Un viejo reclamo de Trump
Trump retomó un argumento que ya había utilizado en 2020, cuando criticó abiertamente los estándares de presión de agua. En ese entonces, afirmó que las duchas modernas no permitían lavarse bien el cabello, y este miércoles reiteró su queja: “Es ridículo tener que estar 15 minutos bajo el agua para que mi hermoso cabello se moje”.
La norma que Trump pretende revertir fue parte del Programa de Conservación de Energía desarrollado por Obama, y modificaba la interpretación de la ley energética de 1992, al establecer que el límite de 2,5 galones por minuto se aplicaba al total de todas las boquillas de una ducha, y no a cada una individualmente. En 2020, Trump ya había intentado cambiar esta definición, pero la administración Biden revocó la medida al asumir el poder.
Organizaciones como el Appliance Standards Awareness Project han advertido que este tipo de regulaciones no solo reducen el desperdicio de agua, sino que también ahorran dinero a los consumidores y ayudan a proteger el medioambiente.
En una hoja informativa publicada este año, el grupo recordó que los estándares de eficiencia energética aplicados durante las últimas tres décadas «han demostrado reducir el consumo de agua, disminuir las facturas de energía y contribuir a la sostenibilidad ambiental sin afectar la calidad de vida de los usuarios».
Grupos conservacionistas y asociaciones de consumidores consideran que la decisión de Trump representa un retroceso innecesario y costoso. “Cambiar las reglas no solo es un desperdicio, sino que ignora décadas de avances en eficiencia”, han declarado en anteriores oportunidades.
Una nueva «guerra contra la presión del agua»
Según la actual Casa Blanca, los estadounidenses “pagan por su propia agua y deberían ser libres de elegir sus cabezales de ducha sin intromisión federal”. Trump insiste en que la política ambiental demócrata forma parte de “una agenda verde radical que ha empeorado la vida de los ciudadanos”, al restringir la comodidad en favor de objetivos climáticos.
La orden firmada estipula que el cambio entrará en vigor 30 días después de que el secretario de Energía publique el aviso oficial, restableciendo así lo que el equipo de Trump considera la “interpretación directa” de la ley de 1992.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Juan Camilo Cely