Por: Juan Manuel Silva Martínez
Lo digo porque al parecer esto de la crisis petrolera hizo visible cientos y cientos de apuestas que podrían ser la alternativa a la economía amarga que ha manejado el departamento.
Pero solo sé ha dejado pudrir el fruto cítrico y dulce, no se han aprovechado en lo absoluto. Se acaba la temporada y luego la naranja no tendrá las mismas propiedades.
Estamos en pleno invierno, llueve a cántaros las ideas y talentos, esto hace aún más dulce el fruto, de facto su contenido vitamínico aumenta y ayuda a prevenir infecciones y dolencias en la sociedad.
Cortes profundos de la delincuencia, la fiebre del consumo irresponsable de drogas, y los virus de abandonos en las escuelas.
Todo esto se puede prevenir aprovechando el fruto y ni hablar de la fibra, que ayudaría a la circulación del efectivo para alimentar a la misma sociedad.
Pero reitero, no se ha podido ni siquiera tomar un trozo de la fruta tan aclamada y apetecida.
Pero para poder obtener hay que sembrar en tierras fértiles, frescas y con los torrentes de agua que deja la lluvia de ideas.
Lamentablemente, solo se ha puesto ojo en tierras áridas y demasiado utilizadas, su fruto no ha aportado mucho y su contenido no ayuda lo suficiente a la prevención de enfermedades como las ya mencionadas.
Creo que la economía naranja en Casanare solo da jugo político, perfecto para la poca mermelada amarga que los bendecidos consumen.
Con rimas y los cantos de siempre, buscan seguir arando tierra que necesita abonarse con ideas frescas y orgánicas.
Pero eso debe acabarse y permitir que otros cultiven con técnicas, materiales, conocimiento e ideas nuevas.
Tal vez eso, pueda dar más naranjas y su jugo ayude a la sociedad para tomar las defensas que necesita e incluso puede sobrar, para una mermelada dulce y que alcance para los bendecidos, ojalá, también para los que no hacen parte de ellos.