El Centro Democrático rechazó que el senador Gustavo Petro esté promoviendo en todos los escenarios un desconocimiento de la elección de Iván Duque como presidente de la República.
La senadora María del Rosario Guerra tildó a Petro de ser un “mal perdedor” y advirtió que todo el proceso que llevó a Duque a la Casa de Nariño fue totalmente transparente.
“Es cinismo de Gustavo Petro de querer poner en duda la legitimidad de la presidencia de Iván Duque. El presidente Duque no solo ganó una consulta en marzo, una primera vuelta en mayo y una segunda vuelta en junio con más de 10 millones de votos que le dan una legitimidad, sino que ha ejercido siendo respetuoso de la Constitución y la ley”, dijo.
“Desde un principio anunció Petro que no iba a dejar gobernar porque es un perdedor y un mal perdedor, que no acepta que en democracia se gana o se pierde, por eso los colombianos tenemos que hacer valer el resultado democrático ganado con honestidad y legítimamente”, añadió.
Según Guerra, Petro debería explicarle mejor al país el escándalo del video en el aparece recibiendo varios fajos de billetes.
“La campaña del presidente Duque fue honorable y sus cuentas fueron avaladas por el Consejo Nacional Electoral. El que sí tiene que dar respuesta es él, explicar qué paso con esa bolsa de dinero que se veía en un video y sobre el cual no tenemos respuesta, ¿qué pasó con ONG nacionales e internacionales que financiaban la campaña del candidato perdedor?”, sostuvo.
Por su parte, el senador Santiago Valencia afirma que Gustavo Petro debería buscar ayuda profesional porque está lleno de odio.
“Personas como el doctor Petro saben que solo podrán llegar al poder si basan su discurso y acciones en odio, rencor y en desestabilizar, en acabar con la institucionalidad. Personas como Petro nunca traen nada positivo y lo que estamos viendo es una andanada de ataques contra la institucionalidad, contra el presidente de la República a quien no le han podido comprobar nada ilegal en su campaña”, sostuvo.
El uribismo considera que Petro tiene un discurso de odio, de lucha de clases, que deslegitima las instituciones, la democracia y que genera caos. Además, lo acusan de pretender, a través de un socialismo destructor, convertirnos en una segunda Venezuela.